Más de 4,6 millones de personas afectadas por las graves inundaciones de Pakistán siguen todavía sin tener un techo sobre sus cabezas, viviendo en campamentos improvisados o a lo largo de las carreteras en Sindh y Punjab. Las riadas han arrasado pueblos enteros y destruido muchos edificios, dejando a cientos de miles de familias sin hogar, lo que vuelve más urgente la crucial tarea de asegurar el envío de la ayuda internacional.

La anterior estimación de la oficina de coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) cifró el número de personas sin hogar en dos millones sobre un total de 20 millones de damnificados por las inundaciones que han anegado una quinta parte del territorio de Pakistán, recordó AFP.

Aunque parte de los afectados ya han recibido la ayuda internacional, un gran número de personas continúan desamparadas, a merced de las epidemias de diarrea, cólera o fiebre tifoidea. Al menos seis millones de personas, según la ONU, siguen dependiendo de la ayuda humanitaria por falta de alimentos, agua y refugio cerca de las zonas arrasadas y necesitan urgentemente tiendas de campaña y lonas de plástico para resguardarse ya que siguen a la intemperie.

La semana pasada el organismo supranacional urgió a la comunidad internacional a donar 460 millones de dólares de ayuda para evitar que la falta de alimentos y las enfermedades provoquen una «segunda oleada de muertos», una cantidad que, según Unicef, se ha quedado «obsoleta» debido a la magnitud de la catástrofe. La agencia para la atención a la infancia anunció que triplicará su petición de fondos -de 47 a 141 millones de dólares- para ayudar a las víctimas.

«En más de quince años de trabajo humanitario, jamás he visto algo similar», aseguró Daniel Toole, responsable regional para el sur de Asia de Unicef, desde Punjab, e insistió en la necesidad de que las promesas de fondos se hagan realidad, «porque con promesas no podemos comprar artículos ni comida».

El Banco Asiático de Desarrollo (BAD) informó, por su parte, de que desbloqueará 2.000 millones de dólares a Pakistán para ayudar al país en las tareas de reconstrucción. Ese dinero servirá para arreglar carreteras, puentes, líneas eléctricas, casas, escuelas, centros de salud e infraestructuras agrícolas destruidas por las inundaciones.

Gestión de la ayuda

Mientras, el Gobierno paquistaní aprobó la creación de un órgano independiente para gestionar con transparencia la ayuda internacional, informó Efe. Muchos analistas señalan, sin embargo, que en el exterior existe un cierto déficit de confianza hacia las autoridades de un país que se ha visto salpicado por frecuentes casos de corrupción de su criticada clase dirigente.

«Aunque la creación de una comisión de alto nivel pueda reducir el déficit de confianza de la comunidad internacional, será un talismán de eficacia limitada», afirmó el defensor de los derechos humanos paquistaní I.A. Rehman en el diario «Dawn».

Otros analistas opinan que la nueva comisión poco podrá hacer ante la maraña de ONG, organismos multilaterales y agencias extranjeras para el desarrollo que trabajan en Pakistán, con sus propios mecanismos de contabilidad y gestión y escasa coordinación entre sí.

La catástrofe que asola Pakistán es la peor en la historia del país, donde una cuarta parte de los 170 millones de habitantes ya vivían por debajo del umbral de la pobreza.

La Asamblea General tenía previsto aprobar ayer una resolución que insta a poner en marcha «una operación masiva de socorro y ayuda» para ayudar a Pakistán, aliado estratégico de EEUU, cuya secretaria de Estado, Hillary Clinton iba a anunciar una dotación económica suplementaria a lo ya donado.