PROGRAMA NUCLEAR IRANÍ
Teherán pone en marcha su primera central atómica pese a las sanciones
Irán comienza hoy a poner en funcionamiento su primera central nuclear, la de Bushehr, en el golfo Pérsico, un proyecto que comenzó con el sha Reza Pahlevi en 1975 y que se ha visto obstaculizado por las sanciones impuestas a instancias de Occidente. Estas instalaciones estarán supervisadas por la AIEA para garantizar que son de uso exclusivamente civil y para producir energía eléctrica.
GARA | BUSHEHR
Tras 35 años de espera, Irán pondrá en funcionamiento hoy su primera central nuclear, construida por Rusia cerca del puerto de Bushehr, en el golfo Pérsico, a pesar de las sanciones internacionales contra el programa nuclear iraní por su supuesta intención de hacerse con la bomba atómica.
Los técnicos rusos e iraníes de la central deben comenzar hoy a cargar las 165 barras de combustible en el reactor de la central, que será desde ese momento considerada oficialmente como una instalación nuclear. La operación, que se desarrollará bajo la supervisión de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), necesitará unos quince días, según el jefe del programa nuclear iraní, Alí Akbar Salehi.
Posteriormente, hará falta un mes y medio para que el reactor alcance el 50% de su potencia, permitiendo que se conecte a la red nacional eléctrica, y de seis a siete meses para que la central llegue a su potencia máxima de 1.000 megawatios.
La puesta en marcha de Bushehr constituye un éxito tecnológico y político para Irán y «una espina en la garganta de sus enemigos», según Salehi. «Cuanto más incrementan su presión, más aceleramos nuestro programa», añadió.
El acceso oficial de Irán a la energía atómica se produce mientras la República Islámica está sometida a seis resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, cuatro de ellas con sanciones, por su programa nuclear y, especialmente, por su negativa a renunciar al enriquecimiento de uranio que comenzó en 2005.
Teherán justifica la producción de uranio enriquecido por la necesidad de disponer de combustible para sus futuras centrales, ya que, según afirma, quiere llegar a producir 20.000 megawatios de electricidad de origen nuclear.
Sin embargo, Occidente sospecha que Irán busca, a pesar de sus repetidas negaciones, obtener el arma atómica.
Rusia ha logrado que la ONU mantenga a Bushehr fuera del embargo internacional contra cualquier tráfico de equipos o tecnología nuclear hacia Irán, comprometiéndose a suministrar el combustible necesario para la central y también a recuperarlo tras ser usado para reducir el riesgo de que el plutonio que contienen los desechos se disemine.
La central funcionará varios años con técnicos rusos e iraníes, una circunstancia que Moscú justifica en la necesidad de formar adecuadamente a los especialistas persas.
«Bushehr está totalmente protegida de cualquier riesgo de proliferación», subrayó el miércoles el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov.
«Cualquier agresión contra la central recibirá una respuesta seria por parte de Irán», afirmó el martes el portavoz del Ministerio iraní de Exteriores, Ramin Mehmanparast, al ser preguntado por los riesgos de sufrir un ataque israelí.
«Un ataque contra una central nuclear sería un crimen internacional, puesto que sus consecuencias no afectarían sólo al país golpeado sino que tendrían alcance mundial», declaró por su parte Salehi, citado por la agencia IRNA.
En el punto de mira de Israel
EEUU e Israel han afirmado varias veces que no excluyen un ataque contra Irán para detener su programa nuclear, con el que, según insisten, pretende dotarse de armamento atómico.
«Hasta ahora Bushehr era una simple instalación, pero cuando esté cargada de combustible se convertirá en una central nuclear y entraremos en una nueva fase», subrayó Salehi.
Mehmanparast, por su parte, recordó al respecto que «según las leyes internacionales, las instalaciones que contienen combustible nuclear no pueden ser atacadas debido a causas humanitarias».
En cualquier caso, Mehmanparast consideró «poco probable un acto tan peligroso», al estimar que las amenazas israelíes contra las instalaciones nucleares iraníes «son repetitivas y pierden todo su sentido».
La posibilidad de un ataque israelí contra Bushehr fue mencionada el lunes por el ex representante de EEUU ante la ONU John Bolton, quien señaló que Israel dispone de «ocho días» antes de que culmine la carga del reactor si realmente quiere destruir la central, construida por Rusia.
De no cumplir este plazo, según Bolton, un bombardeo israelí contra la central de Bushehr provocaría radiaciones que afectarían a la población civil. Si se cumple este escenario, al estar Bushehr situada a orillas del golfo Pérsico, la radiación podría extenderse a países vecinos como Kuwait, Arabia Saudí o a los distintos emiratos, todos ellos aliados de EEUU.
«Una vez que el uranio esté muy cerca del reactor, y sin ninguna duda cuando el uranio esté en el interior del reactor, un ataque supondría que emanasen radiaciones», declaró Bolton a la televisión Fox Business Network.
En cualquier caso, Bolton añadió que no cree que Israel vaya a atacar Bushehr. «Creo que han perdido la ocasión», puntualizó. Sin embargo, destacó que si no se produce el bombardeo israelí «Irán dispondrá de algo que ningún otro enemigo de Israel o de EEUU en Oriente Medio posee, un reactor nuclear funcionando».
Según publicó «The New York Times» el jueves, EEUU habría convencido a Israel de que Irán necesitará al menos un año para hacerse con el arma atómica, citando a Gary Samore, asesor de Barack Obama en cuestiones nucleares, lo que habría suspendido un inmediato ataque.
El anuncio del comienzo de la carga de Bushehr ha incrementado la tensión en la zona. De este modo, Irán ha aumentado las medidas de seguridad en torno a la central. En este contexto, el martes un avión F4 de la Fuerza Aérea Iraní se estrelló a unos 40 kilómetros de la central.
El accidente no provocó víctimas, según señaló Gholamreza Keshtkar, responsable de la célula de crisis de Bushehr. Los dos pilotos lograron salir del avión antes del impacto, añadió la agencia Mehr.
En este contexto, Irán ha ensayado un nuevo misil suelo-suelo Qiam, según anunció ayer el ministro de Defensa, Ahmad Vahidi, que no precisó la fecha del lanzamiento.
La televisión pública mostró imágenes del disparo desde un terreno desértico de un misil Qiam con la inscripción «Ya Mahdi», en alusión al duodécimo imam desaparecido, según la tradición chií.
Bushehr tiene potencia para producir 1.000 megawatios de electricidad de origen atómico. El objetivo iraní es dotarse de un parque nuclear capaz de alcanzar los 20.000 megawatios.
1975
La multinacional alemana Siemens comienza la construcción de la central de Bushehr a instancias del prooccidental sha Reza Pahlevi.
1979
La Revolución Islámica lleva al poder al ayatollah Sayyed Ruhollah Jomeini. Se suspenden las obras.
1988
Tras acabar la guerra con Irak, Irán intenta que Siemens retome el proyecto. Alemania lo impide.
1995
Rusia se hace con el contrato para construir una central de 1.000 megawatios en Bushehr, prevista para 1999.
2005
Irán pone en marcha una fábrica para convertir uranio en Ispahan.
2006
Primeras sanciones de la ONU, reforzadas en 2007 y en 2008.
2010
En febrero, Irán anuncia que enriquece uranio al 20% en Natanz. En mayo, Irán, Turquía y Brasil acuerdan intercambiar uranio débilmente enriquecido (al 3,5%) por uranio enriquecido al 20%. En junio, la ONU aprueba más sanciones. En julio, Obama endurece aún más estas sanciones.
La central nuclear de Bushehr, construida por Rusia, «será utilizada únicamente para fines civiles y esto está garantizado al 100% en base a datos objetivos», declaró ayer el viceministro ruso de Exteriores, Sergei Riabkov, a la agencia Interfax.
El diario turco «Cumhuriyet» aseguró ayer que EEUU ha enviado una delegación de alto nivel a Ankara para advertir de que Washington tomará medidas contra las empresas turcas que siguen comerciando con Irán pese a las sanciones.
El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, afirmó, en una entrevista concedida al diario japonés «Yomiuri Shimbun», que su país está dispuesto a seguir con las conversaciones internacionales sobre el intercambio de uranio.