El Gobierno de Pakistán anunció ayer que no dudará en tomar medidas contra las organizaciones humanitarias vinculadas a milicias islamistas, ante el temor de que su implicación en los esfuerzos de socorro, mucho más rápida a pesar de tener muchos menos recursos, dañen la lucha contra movimientos como el de los talibán, informó Europa Press.

Islamabad trata así de frenar la posible influencia de las organizaciones islamistas, que se han movido con rapidez para llenar el vacío derivado de la lentitud con la que han actuado las autoridades.

«A las organizaciones prohibidas no se les permitirá visitar las zonas afectadas por la catástrofe natural», afirmó el ministro paquistaní de Interior, Rehman Malik, quien aseguró que se procederá a la detención de los miembros de estas organizaciones que recojan fondos y que serán juzgados «en virtud de la Ley Antiterrorista».

No es la primera vez que el Gobierno anuncia restricciones contra las ONG vinculadas a grupos milicianos y sus críticos afirman que las organizaciones prohibidas suelen volver a surgir con nuevos nombres, y que las autoridades no suelen estar interesadas en detener sus operaciones.

El presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, y el senador demócrata estadounidense John Kerry, que visitaron el jueves ayer las zonas afectadas, alertaron de que los milicianos están intentando promover su causa tras la tragedia. Kerry indicó que era necesario tomar medidas para impedir que «alguien explote las frustraciones de los civiles».

Mientras, las consecuencias de tres semanas de inundaciones se agravan y la ONU, que el jueves cifró en 4,6 los millones de personas que se han quedado sin hogar, elevó de seis a ocho millones las personas que necesitan ayuda humanitaria urgente.

Las agencias humanitarias, por su parte, siguen presionando para conseguir más fondos mientras intentan afrontar los principales problemas como el suministro alimentario, la falta de agua potable, el alojamiento y los brotes de enfermedades.