La ley de paridad se está aplicando de tal manera que parece como normal lo que hasta hace muy poco era una excepción. En la televisión siempre han habido locutoras, presentadoras, que durante unas décadas eran llamadas floreros porque su único mérito era leer las noticias. O existía otra ocupación muy denigrante: azafata de concurso, musical u otros entretenimientos. Por cierto, las azafatas, o como se llamen, aparecen de manera habitual en los deportes como motos, coches o ciclismo portando flores, paraguas o botellas de champán. Una malísima tradición que mantiene la idea de la mujer como objeto de adorno, cuanto más espectacular o vestida de manera más sexis, mejor. Viejos vicios de lenguaje que se han iodo transformando, ligeramente, pero en algunos casos produciendo una situación muy especial.

Veamos, la primera estatal ha presentado la próxima temporada de sus magazines, de esos programas contenedor de mañana, mediodía o tarde, y resulta que en la foto aparecen solamente mujeres. ¿Una buena o mala noticia analizada desde una actitud feminista? En primera instancia, debe considerarse positivo que ocupen esos lugares, porque en ocasiones detrás de quienes dan la cara, hay también directoras, guionistas, productoras, cámaras o regidoras. Incluso empresarias con productora propia. Lo que cuesta entender es que estos programas busquen, mayoritariamente, un público de mujeres, y que su nivel de comunicación sea de frecuencia intelectual baja, cuando en ocasiones estamos ante profesionales de largo recorrido. Es un modelo que se perpetúa.

Pero donde se ha producido un revolcón es en las secciones de Deportes. Sara Carbonero se ha convertido en el modelo a imitar. Sin quitarle méritos, su presencia es fruto de unas decisiones emprendidas por cadenas como La Sexta o Tele 5, que han ido incorporando en sus secciones deportivas a mujeres, sin olvidarnos, claro está de las pioneras, en TVE, Olga Viza y María Escario. La diferencia es que estas últimas se ganaron su lugar por conocimientos y especialización en ciertas materias y la oleada actual parecen elegidas por su fotogenia. Y es que las nuevas son todas iguales o muy parecidas. No aparece la paridad entre feas y guapas.