Sánchez-Ostiz homenajea con un libro a Antoñana un año después de su muerte
La viuda y la hija de Pablo Antoñana acompañaron a Miguel Sánchez-Ostiz, que acaba de publicar su visión particular sobre el escritor y columnista de Viana. «Lectura de Pablo Antoñana» ofrece las claves para comprender la figura del último gran escritor navarro, que no dejó nunca de escribir, hasta que le alcanzó la muerte dejando inacabadas sus memorias.
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
El escritor Pablo Antoñana dejó huérfanas las letras navarras el 15 de agosto del pasado año. «Sin embargo, no pereció», señaló ayer Miguel Sánchez-Ostiz, durante la presentación de un libro en el que rinde homenaje al autor vianés, con el objetivo de animar a los lectores a leer, o a releer, las novelas del padre de La República de Ioar.
Sánchez-Ostiz aseguró que éste es un libro que «le debía» a Antoñana, pero que «llega demasiado tarde». El texto, de unas 200 páginas, no pretende ser «académico» y puede decirse que el rigor formal pierde protagonismo ante la visión «subjetiva y personal» del autor, que confiesa haberse «dejado llevar por la emoción». No obstante, las páginas contienen un extenso apartado con más de 180 notas bibliográficas que dan fe de una ardua labor de documentación.
«Esto es casi un panegírico, pero que digan luego lo que quieran, pues yo me doy por bien pagado si la gente vuelve a leer a Antoñana», afirmó el autor. Es más, Sánchez-Ostiz proclamó que su trabajo «es parcial y subjetivo, sectario y demagógico». El tono sarcástico va dirigido a aquéllos que piensan hoy en día que «todo lo que molesta, todo lo que no gusta, es sectario» y, en definitiva, a los que «cogen a cualquier artista, sea escritor, pintor o escultor y le despojan de su ideología para que no moleste, para que no sea un demagogo».
El autor aseguró que Antoñana (que recibió el Príncipe de Viana en 1996) jugó un papel muy importante en su vida, cuando descubrió sus textos en la adolescencia, para que él mismo se decidiera a escribir. Sánchez-Ostiz reivindicó la hasta ahora despreciada «Generación de la berza», criticada por su realismo pegado a la tierra. En realidad, según el autor de «Lectura de Pablo Antoñana», las páginas del vianés tienen mucho de realismo mágico. Sánchez-Ostiz citó en particular«El sumario», una novela «extraordinaria». Para el escritor, «Antoñana era mucho más que su leyenda negra y alguien a quien no se puede liquidar con prejuicios».
El acto de ayer tuvo mucho de conmemoración del aniversario del fallecimiento del escritor. La parte más emotiva fue la intervención de su viuda, Elvira Sainz, quien con voz entrecortada afirmó que, aunque sigan presentes los textos de su esposo, ella sí que se siente «huérfana de amor, amistad y compañía». Sainz desmitificó -en parte- la fama de «cascarrabias» que acompañaba a su marido. «No sé por qué en las fotos sale siempre con esa cara de mala leche. Era un hombre que no soportaba los tiempos que le había tocado vivir y, a veces, se defendía con refunfuños».
Por su parte, la hija del vianés, Blanca Antoñana, aseguró que la vida de su padre «fue la de un escritor sin éxito al que se le ha querido muchísimo. Sobre todo, le quería la gente de la calle, que es a la que sí llegó y la que verdaderamente le importaba».
Compromiso con Nafarroa
El problema que tuvo Antoñana, según Sánchez-Ostiz, es que adquirió un fuerte «compromiso con la tierra. Si trabajas tu patria así en cualquier parte del mundo, te elevan a los altares, pero si eres navarro ocurre lo contrario».
La obra de Antoñana estuvo marcada por las guerras. Sánchez-Ostiz destacó que fue el primero en tratar las guerras carlistas desde la perspectiva del pueblo llano, de «aquéllos que fueron cazados como alimañas en los montes». Asimismo, Antoñana fue reiterativo en su ejercicio de memoria sobre el golpe de Estado del 36. Este conflicto «impactó a un niño de nueve años» que luego hubo de vivir la posguerra, añadió el escritor del libro presentado ayer.
Asimismo, Sánchez-Ostiz repasa en su libro la «enorme decepción» de Antoñana en los últimos 20 años, cuando vio truncadas las esperanzas de un mundo nuevo que surgieron en los ochenta, y que el vienés dejó por escrito en prensa en las columnas de los domingos.
«Lectura de Pablo Antoñana» toma como referencia para datos biográficos y bibliográficos la tesis doctoral de Antonio Muro Jurío, aún inédita. Sánchez-Ostiz asegura que «nadie ha ido tan lejos en el estudio de Antoñana» como Muro.