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Aumentan las críticas contra Sarkozy por las deportaciones

Las críticas contra el Gobierno francés por la decisión de deportar a gitanos rumanos y búlgaros no cesan. La Iglesia católica, con el Papa Benedicto XVI a la cabeza, ha rechazado con dureza esta medida. Un cura de Lille ha declarado que reza para que Sarkozy tenga una crisis cardiaca. Dominique de Villepin, enemigo del presidente de la República, ha llamado a la movilización republicana ante esta «vergüenza nacional».
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El Gobierno de Nicolas Sarkozy cerró ayer filas para defender la política de expulsiones de gitanos y hacer frente a las innumerables críticas que está generando, entre las que destacan las de la Iglesia católica y la del ex primer ministro Dominique de Villepin, que parece haber aprovechado la polémica para cobrarse cuentas pendientes con el presidente de la República.

El ministro del Interior, Brice Hortefeux, invitó al presidente de la Conferencia Episcopal francesa, el cardenal y arzobispo de París André Vingt-Trois, a un encuentro para analizar y explicarle su versión de la polémica.

La reacción de Hortefeux se produce después de que el Papa Benedicto XVI aludiera, sin citarla expresamente, a la ofensiva francesa contra el colectivo gitano en un mensaje tras la oración del Ángelus del pasado domingo, en el que apelaba a «saber acoger las legítimas diferencias humanas».

Antes que el Papa, otros dos representantes de la Iglesia católica francesa censuraron abiertamente las medidas del Gobierno contra los gitanos.

Uno de ellos, un sacerdote de Lille, el padre Arthur Hervet, muy conocido por su apoyo a la comunidad gitana, llegó a decir públicamente que reza para que Sarkozy tenga una crisis cardíaca que le impida seguir adelante con su «guerra contra los gitanos».

El ministro de Inmigración, Eric Besson, no hizo referencia expresa a las palabras de Hervet, pero rechazó a «quienes se empeñan en condenar algo que es totalmente legítimo y además se está haciendo en otros lugares». «Da la impresión de que estamos en la Segunda Guerra Mundial, ya que se habla de `nazi', `fascismo' y `deportación'», se quejó Besson en la radio France Inter.

El ministro de Agricultura, Bruno Le Maire, recurrió a recordar «la vigencia del principio de separación total de Iglesia y Estado».

«Vergüenza en la bandera»

El ex primer ministro Dominique de Villepin, por su parte, denunció ayer, en un artículo publicado en el diario «Le Monde», que la expulsión de gitanos hacia Rumanía y Bulgaria supone «una falta moral y una mancha de vergüenza en nuestra bandera».

Junto a ello, De Villepin, enemigo jurado de Sarkozy, hizo un llamamiento a los franceses a «reaccionar en consecuencia, cualquiera que sean su edad y su condición y donde se encuentren, en París o en provincias, para mostrar a su manera el rechazo a esta deriva inaceptable».

«Hoy en día existe un deber que tienen que cumplir todos los republicanos de Francia frente a la mancha que amenaza con marchitar la misma idea que tenemos de Francia. Es un deber de rechazo. Un deber de movilización», añadió De Villepin.

«Bastará un discurso en Grenoble [en el que Sarkozy presentó las medidas de expulsión de los gitanos rumanos y búlgaros] y un verano, un único verano, para que todo se tambalee, para que pasemos de la lucha contra la inseguridad a la indignidad nacional. Digo bien `nacional' porque el presidente de la República nos compromete a todos», destacó el ex primer ministro, que insistió en el llamamiento a «preparar la alternativa republicana».

Dos altos cargos del Gobierno rumano viajarán a París para tratar de las expulsiones de gitanos

Dos secretarios de Estado rumanos, preocupados por la cuestión de la expulsión de gitanos, realizarán mañana y el jueves una visita oficial a París mientras el Estado francés continúa aplicando esta medida, según destacó ayer el Ministerio francés de Inmigración.

Valentin Mocanu, secretario de Estado de Integración Gitana, y Dan Valentin Fatuloiu, secretario de Estado encargado del Orden y la Seguridad Pública, serán recibidos durante su visita a París por el ministro francés del Interior, Brice Hortefeux; el de Inmigración, Eric Besson; y el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Pierre Lellouche.

El Ministerio francés de Exteriores confirmó que esta visita de los altos cargos rumanos, inicialmente prevista para el 30 de agosto, ha tenido que ser adelantada debido a la polémica surgida por la deportación de gitanos. Están previstas sendas reuniones mañana en la Place Beauvau (sede de Interior) y el jueves en el Quai d'Orsay (sede del Ministerio de Asuntos Exteriores).

«Voy a pedir que se acoja en su casa, en su país, a los miembros de esta comunidad. Francia hace un esfuerzo y corresponde a las autoridades rumanas acompañar este esfuerzo», declaró ayer Hortefeux a la radio Europe 1.

«Podemos esperar de ellos una mejor cooperación en la reinserción de sus propios ciudadanos puesto que se trata de sus propios ciudadanos», declaró por su parte Besson a la emisora de radio France Inter.

Según Besson, un total de 216 gitanos rumanos fueron enviados a su país de origen la pasada semana de un total estimado de entre 800 y 850 a quienes se aplicará esta medida «en el corriente mes de agosto». GARA

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