Elegir en la vida es ridículo por definición. O sea, sobre gustos, disgustos. Pero si un famoso juez con perrito, con mucho poder en ese tribunal excepcional llamado Audiencia Nacional, asegura públicamente que le parece más atractivo, más guapo, más sexy o más apetecible el ministro Pérez Rubalcaba que el entrenador de fútbol José Mourinho, no somos nadie para contradecirle. Solamente podemos pensar que la atracción se produce en algún lugar de nuestro cerebro donde concurren informaciones que en amalgama pueden crear una confusión excepcional. Quizás un juez y un jefe de policías sea una simbiosis imaginaria rotunda.

La belleza es una convención. Los cánones que en cada época modulan el gusto o la dominación de un modelo o estética, se fundan en cuestiones nada objetivas, y en demasiadas ocasiones, fruto de un preponderancia del ejercicio del poder determinado. Así es claro que un ministro, o una ministra por el mero hecho de su cargo, recibe más miradas que otros individuos no visibles en la televisión, y de esa manera se pueden crear subconscientemente deseos sobre esos seres. La televisión puede causar más obsesiones casi que la familia, entre otras cosas porque en muchas situaciones la suplanta, y porque la reiteración, el maquillaje, la transformación contribuye a crearse esas imágenes de ensueño, esos objetos del deseo. Ahora tenemos un ejemplo mundial: Sara Carbonero.

Proclamar la mujer más guapa del mundo, es una barbaridad, pero sucede cada año, y en este ha sido marcada con esa vitola la mexicana Jimena Navarrete, que además de ser Miss Mundo, es estudiante de una licenciatura de nutrición. Ha sido elevada a esa categoría por el gusto de unos jurados, esperemos que no haya más cosas detrás. Un asunto puramente comercial, de sus patrocinadores y el uso de nuevo de la imagen de la mujer como soporte de campañas. Después de ver varias veces la coronación, he llegado a una idea para abrir una investigación. Detrás de estos concursos están las clínicas dentales. Sí, y las de recomposición estética también, pero hay que destacar que las dentaduras de todas las concursantes son casi perfectas. Seguiremos la pista.