«Voy a intentar agarrarme al puesto con todas mis fuerzas». Lo dijo Jon Aurtenetxe tras su satisfactorio debut en Primera. La impresión que causó el chaval en el Rico Pérez y las alabanzas de su técnico invitan a pensar que ese esfuerzo tendrá la recompensa de la continuidad. Si no fuera porque la historia tiene costumbre -mala en este caso- de repetirse y el zornotzarra no tiene el copyright de una frase que se viene escuchando cada año en Lezama desde que Asier del Horno sedujera a Roman Abramovic.

Fichaje, cantera o reubicación de por medio, los ocupantes del banquillo del Athletic han multiplicado las posibilidades del puesto, pero la situación del lateral zurdo en el último quinquenio ha sido exactamente el opuesto al del diestro, en el que Andoni Iraola no tiene competidor ni recambio. De hecho, es probable que sea la posición que más quebraderos de cabeza ha supuesto a Joaquín Caparrós, no en vano Aurtenetxe es el quinto pretendiente al puesto en los tres años que lleva el utrerano en Bilbo.

Después de que Casas, Javi González o incluso Amorebieta se alternaran en el lateral durante los tres años anteriores, Caparrós decidió echar un vistazo fuera cuando se hizo cargo del equipo. Por dos caminos poco habituales, la cesión y el fútbol de barro, regresaba Del Horno y llegaba Koikili. El primero hizo las maletas, el segundo -que casi dobló la participación del gallartino- se quedó, aunque en pocas semanas quedó claro que Caparrós seguía sin tenerlas todas consigo.

Las que pasaron hasta que el Athletic fichó a Mikel Balenziaga por un millón de euros. Curiosamente fue Javi Casas el que estrenó la Liga, aunque acabó cedido en el Córdoba, pero fueron sus dos competidores los que se repartieron los minutos, de forma casi milimétrica, entre el torneo de la regularidad y la Copa. El entuerto seguía sin deshacerse y la solución resultó inesperada: once meses después de llegar al Athletic, Balenziaga ni siquiera participaba en la concentración de Isla Canela. Sí lo hacía Xabi Castillo, que imitaba su camino, cruzando la A8 a cambio de un millón de euros.

El resultado fue similar con el cuarto intento de Caparrós. Koikili y Castillo acabaron la temporada prácticamente empatados a puntos, con más presencia liguera del primero y exclusividad europea del segundo. Y el técnico debió acabarla como la anterior, porque siguió buscando soluciones.

La tercera vía

Esta vez ha mirado a Lezama. La tercera vía, tras la Segunda B y la chequera, le ha llevado al quinto hombre, tras Castillo, Balenziaga, Koikili y Casas. Un territorio que Jon Aurtenetxe conoce incluso mejor que su propio entrenador. No en vano llegó allí con diez años para crecer como rojiblanco escalón a escalón, hasta el salto mayúsculo que le ha llevado -aunque debutó con el primer equipo la pasada temporada ante el Werder Bremen, tras regresar del Mundial sub17- de ganar la Copa el pasado mes de junio con el equipo juvenil, a debutar en Primera el pasado sábado con el primero.

Decía Bingen Arostegi, su entrenador titular hasta hace algunas semanas, que es «un caballo, tiene unas condiciones físicas fuera de serie». «Cuando sale parece que lleva veinte partidos con el equipo», aseguraba Caparrós en Lens, una impresión que repitió en Alicante. «Voy a intentar agarrarme al puesto con todas mis fuerzas», responde él. A Balenziaga, Koikili y Castillo les toca intentar que la historia se repita.