Aralar encara el curso político confiando en que es «tiempo para la paz»; «nuestro trabajo se ciñe a eso, y no a ningún otro acuerdo ni a propuestas de carácter electoral», subrayaba ayer su vicecoordinador, Jon Abril, en la rueda de prensa donde destacó que su partido «será generoso y realizará lo que esté en su mano para alcanzar la paz».

A renglón seguido, sin embargo, al presentar los contenidos del Consejo Político que celebrarán pasado mañana en Bilbo, Abril fijó como objetivo «ofrecer una oferta clara de izquierda abertzale política» para Araba, Bizkaia y Gipuzkoa de cara a las elecciones municipales y forales del próximo mes de mayo. Mientras, en Nafarroa pretenden «ofrecer una alternativa real de gobierno abertzale y progresista a través de NaBai».

Abril que compareció en Donostia junto a la secretaria de organización de la formación, Rebeka Ubera, apuntó que su partido ha «reafirmado y renovado el compromiso hacia NaBai».

Cabe recordar que, pese a que Patxi Zabaleta dejó aún abierta la cuestión electoral, Aralar lo propuso días después como cabeza de lista al Parlamento navarro. Zabaleta llegó augurar, en una entrevista concedida el 22 de agosto, «una oferta electoral digna, mejor que la anterior, más avanzada que la anterior y, sin ninguna duda, con la capacidad de asumir cambios sustanciales en política, que es lo que demanda la sociedad».

El Consejo Político de Aralar, un órgano consultivo renovado en el pasado congreso de la formación y que celebrará su primera reunión el sábado en la facultad de Empresariales de Bilbo, tendrá como labor primordial estudiar el documento que se llevará a debate en la Asamblea de Hegoalde. Este documento trata tanto la actual situación económica como política, según adelantaron ayer.

«El entorno radical abertzale»

El presidente del BBB del PNV, Andoni Ortuzar, opinó ayer sobre el debate producido en el seno de la izquierda abertzale y saludó la apuesta realizada por las vías políticas y democráticas. Ortuzar no perdió ocasión de referirse a la quema de contenedores, que considera que «eran actos de kale borroka y a las cosas hay que llamarlas por su nombre».

El dirigente jeltzale intentó emplear estos hechos como factor desestabilizador en la cohesión de la izquierda abertzale, alegando que «pueden ser grupos que estaban echando un pulso a su propia dirección política».

Insistió en que la izquierda abertzale «debe aclararse si con esos pronunciamientos es suficiente o hace falta un mayor nivel de claridad en el mensaje para que, no sólo la izquierda radical abertzale política se sume a esas tesis, sino que todo el entorno radical abertzale, incluida ETA, también se sume», apostilló.

Al igual que Ortuzar, que censuró que Lakua, «de una manera un tanto falaz, nos intentó hacer creer que era gamberrismo radical», UPyD también ha criticado la actitud de Lakua y de la Ertzaintza y opina que «se puede y debe hacer un mayor esfuerzo contra la violencia callejera y la simbología de apoyo a ETA». A juicio de Gorka Maneiro, parlamentario de UPyD, es un problema que «no puede minusvalorarse».