Al menos nueve civiles murieron ayer en un ataque de dos aviones y dos helicópteros de la OTAN contra un convoy electoral en la provincia afgana nororiental de Tajar, informó el portavoz del gobernador de la región, Faiz Mohamed Tauhedi.

Otros tres civiles resultaron heridos en el suceso, entre ellos un candidato a los comicios parlamentarios del 18 de setiembre, Abdul Uahid Jorasany, que sobrevivió al ataque.

La ISAF anunció la apertura de una investigación sobre estos hechos e insistió en que no hay tropas aliadas en Tajar, aunque el Ejército alemán está destinado en Kunduz, al oeste, y en Badajshan, al este.

El presidente del Gobierno títere de Kabul, Hamid Karzai, condenó el ataque y señaló que «en la lucha contra el terrorismo, los partidarios de la democracia deben ser distinguidos de los que la combaten».

Este nuevo «error» que siega la vida de civiles, esta vez de militantes políticos dispuestos a presentarse en los comicios bajo ocupación de mediados de mes, coincide con la llegada en visita sorpresa del secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, a Afganistán tras haber recalado la víspera en Irak.

Gates tenía previsto entrevistarse con Karzai, y con el comandante en jefe de las fuerzas militares comandadas por EEUU, David Petraeus.

General alemán se explaya

Un general cuatro estrellas alemán, Egon Ramms, criticó duramente a Karzai en una entrevista en el diario económico alemán «Handeslsblatt».

El general, el más alto mando alemán en la OTAN, señala que «Karzai debería recordar que es la ISAF la que permitió su elección». Más claro, agua