Jane Campion arriesgó mucho con su anterior thriller erótico «En carne viva», realizado ya hace siete años. Proponía un cambio de imagen para Meg Ryan, actriz a la que desnudaba y apartaba de la comedia, pero en Hollywood la probatura no fue bien entendida. Se suele acusar a los cineastas de encasillamiento pero, cuando se salen de su línea habitual, llegan los palos. Así que Jane Campion ha decidido retornar al romanticismo en el que se le supone una consumada maestra, potenciando una vez más al personaje femenino de la historia, tal como sucedía en «Sweetie», «Un ángel en la mesa», «El piano» y «Retrato de una dama». Lo curioso es que para hacer «Bright Star» se ha basado en un libro biográfico de Andrew Motion sobre el poeta británico de principios del siglo XIX John Keats, aunque la verdadera protagonista es la mujer que inspiró sus poemas de amor.

Por eso sale triunfante la joven actriz australiana Abbie Cornish, quien encarna a la estudiante Fanny Brawne, vecina del malogrado talento que murió de tuberculosis a los 25 años. Una muerte prematura que provocó que el romance durara apenas tres años, si bien ella se encargó de mantenerlo vivo durante el resto de su existencia, guardándole luto como si hubiera sido su esposo y sin desprenderse jamás del anillo que le regaló.

«Bright Star» es una película hecha a contracorriente de las modas, que nada tiene que ver con los clichés del biopic. Utiliza un ritmo narrativo contemplativo, destinado a captar mediante los silencios y las largas esperas la esencia de un amor obsesivo y extremo. Será un disfrute para los que gustan de la poesía visual y una tortura para aquellos que no entienden una película sin acción propiamente dicha. Jane Campion es una amante de la belleza y de sus cultivadores.