Igual que entre los jefes de fila hay toda clase de corredores, los sprinters también son cada cual de su padre y de su madre. Unos, como Cavendish, precisan el control de su grupo, y otros, como Freire, se las arreglan solos. Y luego está Thor Hushvod. El noruego es algo parecido a un sprinter escalador.

No se metió en el final de la víspera en Lorca, sabedor de que no es tan rápido que los Cavendish o Farrar. Pero ayer no sólo se metió, aprovechándose de la criba que supuso el ascenso a La Cresta del Gallo, sino que se impuso con autoridad.

La sexta etapa de la Vuelta fue la cosa más anodina hasta la llegada del citado puerto. Sólo un trío formado por Markus Eichler (Milram), Juan Javier Estrada (Andalucía) y Freddy Bichot (Bbox) le echó valor, pero el trabajo de Katusha y Cervélo pudo con ellos... y con los mejores velocistas. Los favoritos, en cambio, subían juntos.

Después de coronar, Pozzato y el líder Gilbert hicieron una intentona, pero era imposible impedir el sprint. Allí Hushvod batió a todos, con Urtasun como mejor vasco, en octava plaza.