Hoy GARA publica una entrevista en profundidad con Fidel Castro en la que éste resalta su lado más humano, frágil e igual al común de los mortales. Habla por primera vez de su enfermedad, de sus cuatro años acariciando la muerte y del largo proceso de recuperación. Un hombre que ha vivido siempre al filo de la navaja, con episodios de intentos de atentados, envenenamientos y combates guerrilleros. Se dice que las horas hieren y la última mata. Sus reflexiones, algunas de gran carga autocrítica, tienen la virtud de hablar desde esa última hora, después de haber visto los ojos a la muerte.

En la lucha contra la enfermedad se ve al mismo Fidel Castro de siempre. Un hombre que muestra su fuerza en la propia persona, no en sus calificaciones ni en su visión política o social. Su carácter no es menos impactante que sus opiniones, y su personalidad no menos relevante que sus ideas. Hay momentos donde la verdadera talla humana resalta por encima de uniformes y condecoraciones. Se podrá criticar no pocas cuestiones a Fidel y la revolución cubana pero, sin duda, su claridad de visión y realismo inherente son remarcables. Así como su preocupación por la humanidad, los peligros y los retos a los que debe hacer frente y su virtud de hablar claro. Fidel es el de siempre, hoy más humano que nunca. Un triunfo en sí mismo.