El lehendakari, Patxi López, admitió ayer que prevé «una primera etapa de cierto rechazo» cuando entre en vigor la ley antitabaco, cuyo proyecto aprueba hoy su Gobierno, aunque confió en que sean los ciudadanos los que hagan uso de una «cultura cívica» y eviten fumar en los lugares prohibidos. Hoy se conocerá el proyecto de reforma de la ley de drogodopendencias, más conocida como la ley antitabaco, que fija la prohibición de fumar en todos los espacios cerrados públicos e incluso en zonas al aire libre como instalaciones deportivas públicas donde estén presentes menores.

«Uno cuando viaja ahora por Europa y por los países desarrollados del mundo ve que lo que pretendemos hoy aquí ya existe desde hace tiempo y que no ha pasado absolutamente nada», recalcó el lehendakari, al tiempo que insistió en que cumplir la ley «será cuestión de concienciar y de acostumbrarse».

Según el texto del proyecto, la futura ley prohibirá fumar en todos los espacios cerrados públicos, incluidos los locales hosteleros, sector en el que se ha concitado mayor polémica por el rechazo de estos profesionales a que se establezcan san- ciones para los titulares de los establecimientos o para sus responsables cuando se infrinja la normativa.

También estará prohibido fumar, según el proyecto de ley, en todos los centros educativos, independientemente de la edad del alumnado, incluidas las zonas cerradas, semicerradas y al aire libre, así como en instalaciones deportivas públicas al aire libre si hay menores, en hoteles y hostales, y en cualquier tipo de transporte privado en el que viajen menores.

Primeras críticas a López

Las primeras reacciones ante esta primera aprobación no se hicieron esperar. Desde el Club de Fumadores por la Tolerancia, su portavoz, Javier Blanco Urgoiti, afirmó que se trata de una medida maximalista, que se deja llevar por la corriente prohibicionista: «El lehendakari pide cultura cívica, olvidando que ser cívico es permitir convivir, lo que es posible con la habilitación de espacios específicos para fumadores, y no imponer un único modo de vida a base de prohibiciones».

Este colectivo recuerda que 20.037 ciudadanos han firmado en contra de la prohibición total de fumar en hostelería en la CAV. Una apuesta, defiende, «por permitir espacios diferenciados, bien regulados, en los que esté permitido fumar resolviendo el problema para todos».