ETA anuncia que hace unos meses «tomó la decisión de no llevar a cabo acciones armadas ofensivas» y, como setiembre era mes de exámenes en sus planes de estudio, políticos y analistas han decidido ponerle nota: «Insuficiente». Suspendidos, como los atentados. O, como dictan los nuevos cánones pedagógicos para los más pequeños, «debe mejorar». Lo irracional es que la nota estaba puesta antes de conocer el contenido del documento presentado. El cate estaba anunciado por el mismísimo Rodolfo Ares desde días antes. Cualquier decisión de alto el fuego sería «absolutamente insuficiente», porque «el tiempo de las treguas ya ha pasado» y sólo vale que ETA «desaparezca definitivamente». ¿Hay alguien que puede creer que una organización armada con medio siglo de historia, que ha sentado a varios gobiernos en la mesa de negociación, va a anunciar su disolución de la noche a la mañana, sin ni siquiera hablar de sus presos y represaliados?

En la respuesta de muchos políticos y comentaristas al comunicado de ETA ha primado la consigna (¡«insuficiente»!) sobre el análisis político o periodístico. Desgraciadamente es lo habitual. Los mismos que aseguraron que Arnaldo Otegi no decía «nada nuevo» cuando anunció en GARA que la izquierda abertzale necesitaba «una estrategia eficaz» (noviembre 2008), los que ocultaron los documentos más significativos incautados en la redada del 13 de octubre de 2009, los que escribieron después que la Declaración de Altsasu era «más de lo mismo», los que pontificaron que «Zutik Euskal Herria» no era suficiente, son los que ahora reconocen el valor de esos movimientos realizados por la izquierda abertzale y su eficacia para abrir este nuevo escenario. Desgraciadamente, a la mayoría ese reconocimiento sólo le llega para decidir que, pese a todo, es «insuficiente» para que puedan ser una opción política legal. Porque lo que preocupa ahora es que la izquierda abertzale se pueda «colar» en las elecciones (Lo de «colar» en lugar de, por ejemplo, «participar» lo dijo un periodista de una conocida cadena en su información de ayer, no en una opinión. Así están las cosas).

Los que hoy ponen notas deberían revisar su cartilla personal dentro de un tiempo a la luz del paso de los hechos. Quizá descubran un «muy deficiente».