Numerosos trabajadores de Sidenor se concentraron ayer en las plantas de Basauri y Gasteiz para mostrar su solidaridad con el compañero fallecido este domingo en las instalaciones de la empresa en la localidad vizcaina, movilizaciones en la que también exigieron que «se cambien los sistemas de protocolo en los puestos más arriesgados». En declaraciones a Europa Press, un portavoz del comite de empresa de Sidenor explicó que en los próximos días van a pedir explicaciones a la dirección y van a exigir que modificaciones en los citados protocolos.

Además, señaló que les van a exigir que se acabe con la «eventualidad existente» para que los trabajadores que están en esa situación «pasen a indefinidos». «En este momento, tiene una buena posición en la cartera de pedidos y es un momento oportuno para que acabe con la eventualidad», valoró.

Denuncia de EGK

El trabajador fallecido, de 28 años de edad, sufrió un accidente en una maniobra habitual de las instalaciones que la multinacional tiene en Basauri. El operario, que ya había trabajado dos años en Sidenor, se reincorporó en febrero de este año.

El accidente mortal se produjo justo al día siguiente de que falleciera una trabajadora de 40 años en la empresa EKT de Iurreta. Los más de cuarenta trabajadores de la fábrica se concentraron ayer a mediodía ante la sede de la empresa en el polígono industrial Arriandi. Representantes del comité dindicaron que «los fuertes ritmos de trabajo a los que son sometidos los 44 trabajadores de la empresa», que «habían sido denunciados ante la dirección», serían la «causa principal del accidente».

Respecto a estos accidentes, EGK (Euskadiko Gazteriaren Kontseilua) denunció ayer que en apenas tres meses siete personas menores de 30 años han fallecido en sus puestos de trabajo. En una nota de prensa, EGK considera que «las desorbitadas cifras de siniestralidad juvenil están muy ligadas a la precariedad laboral» que sufren los trabajadores y, en especial los más jóvenes, y señala que la juventud trabajadora «está en el centro de la diana de los accidentes laborales».

Y es que, a su juicio, «estas sobrecogedoras cifras de siniestralidad laboral juvenil no son mera casualidad», sino que están estrechamente vinculadas a condiciones de precariedad como las grandes tasas de temporalidad e inestabilidad crónica, tasas de paro que doblan a las del resto de la población, salarios más bajos, un uso sistemático de fórmulas excepcionales de contratación -prácticas, becas...-, así como grandes cargas de trabajo, horarios inapropiados, sobrecualificación, puestos que imposibilitan la negociación colectiva, empleo en economía sumergida, alta movilidad geográfica y subcontratación.

Por ello, EGK exige a la administración que refuerce las políticas de intervención y el presupuesto en materia de salud laboral.