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Un búnker bajo tierra para espiar a los narcos... y a sindicalistas mexicanos

El corazón del dispositivo mexicano de inteligencia se halla en un búnker subterráneo de la capital. Profundidades del Estado en sentido doble, ya que desde allá abajo espían tanto a los jefes del narco como «La Barbie» como a sindicalistas conocidos por su combatividad.

Leticia PINEDA (AFP)

«Toda la información criminal de México está concentrada en este centro», explica el responsable de inteligencia del Ministerio de Seguridad Pública, Francisco Niembro, guía en la primera visita de prensa organizada al búnker, inaugurado hace menos de un año.

En esta estructura circular, la tecnología «más puntera» permite vigilar la infraestructura petrolera o de telecomunicaciones del país, e incluso los 16 volcanes en actividad y los huracanes y temblores de tierra.

También acoge el despacho del «Consejo de Guerra», reservado al presidente y al gobierno en caso «de una crisis que comprometiera la seguridad nacional o las instituciones», explica Niembro.

«Aquí tienen al camarada Esparza», anuncia al mostrar una pantalla: es Martín Esparza, líder de los sindicalistas de la antigua Compañía Luz y Fuerza de la municipalidad de México -cerrada por el Gobierno-, filmado en una manifestación.

En otra pared, varias pantallas contienen información sobre el narco Edgar Valdez, alias La Barbie, detenido el 30 de agosto. Su dossier incluye fotos y vídeos, huellas digitales, registros de voz, informes judiciales y estudios sobre su entorno y los lugares que frecuentaba.

«Estas informaciones nos permitieron abrir 16 líneas de investigación», explica el comisario federal Facundo Rosas. Al final, la investigación se concentró en algunos «contactos» que daban suministros de Valdez o garantizaban su seguridad, y que dieron con su escondite, una casa de los alrededores de la capital federal.

Desde las profundidades del búnker se vigila el espacio aéreo del país y se comandan diez aviones sin piloto, los mortíferos drones empleados por EEUU en Afganistán.

Se divisan a su vez las carreteras fronterizas, con los camiones que cruzan a EEUU, quién sabe si cargados de droga o de emigrantes sin papeles.

Se ven a su vez las calles de Ciudad Juárez, la ciudad más violenta del país con 2.600 muertos en 2009, y ensagrentada por una guerra entre el cártel local de Juárez y el de Sinaloa, como La Barbie, ex jefe del cártel de los hermanos Beltrán Leyva, habría confirmado en los interrogatorios.

El cártel de Sinaloa es ahora el «enemigo público número 1» y las informaciones recogidas en el búnker no han desmbocado en la captura de su líder, Joaquín El Chapo (el pequeño) Guzmán, evadido en 2001 de una cárcel mexicana y cuya cabeza tiene un precio en EEUU, 5 millones de dólares.

visita

Abierto hace año y medio, el Gobierno mexicano ha permitido a la prensa visitar el búnker de inteligencia, situado en el subsuelo de la capital federal.

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