Paul W.S. Anderson vuelve a ponerse al frente de la saga que él mismo creó, y que ya va por la cuarta entrega. Lo hace para retomar la dinámica original del videojuego en el que se basa, porque le ha gustado la última versión que ha salido al mercado de las consolas. Como la actividad que propone no es otra que la de matar zombis por parte del jugador que maneja los mandos, la adaptación cinematográfica correspondiente no puede ir mucho más allá en lo argumental.

El cineasta británico planteó inicialmente «Resident Evil» como un vehículo de lucimiento para su mujer, la actriz Milla Jovovich, que antes fue la musa de Luc Besson. Ella es la heroína de esta franquicia de acción, gracias a que dispone de una serie de poderes, por aquello de que lo que no te mata te hace más fuerte. La cuestión es que aparece como la única humana que, no sólo ha sobrevivido a los efectos letales de un virus mutante, sino que su inmunidad se ha revestido de inmortalidad. Tanta energía la aprovecha para enfrentarse a la corporación Umbrella, con sede en Tokio y que son los que han infectado el planeta convirtiéndo a sus habitantes en unos zombis.

Los que hayan visto las entregas anteriores podrán comprobar que algunos personajes han cambiado de actor, pero la necesidad de ajustarse a un presupuesto medio obliga. El cálculo de Paul W.S. Anderson consiste en ingresar en taquilla el doble de lo que ha invertido, que en el caso de «Ultratumba» han sido sesenta millones de dólares contantes y sonantes.