Iniciamos un nuevo curso con una evidencia: la tarta del bienestar material no llega para todos. Las cifras de parados ponen los pelos de punta y no es consuelo para los vascos el que en España las cosas vayan peor. Lamentablemente, el Gobierno socialista y sus sucursales autonómicas dan una sensación de impotencia descorazonadora. Se muestran incapaces de crear riqueza y se les ha olvidado o no quieren distribuir bien la escasez. En esta delicada coyuntura toca aprobar los Presupuestos Generales del Estado y ahí está, haciendo de fiel de la balanza, nuestro PNV con sus seis diputados. Apoyar o no apoyar a Rodríguez Zapatero, «that is the question».

Pues bien, cuando era jovencito y estudiaba Economía, allá por la década de los cincuenta, no hubiera habido ninguna duda. Entonces nos decían que en tiempos de crisis era mejor que mandara la derecha. La razón era obvia, el mundo empresarial y financiero estaba con ese bando y como eran los creadores de riqueza, hasta los pobres estaban mejor con las migajas que dejaban los ricos. A la izquierda sólo se le podía dejar paso en tiempos de abundancia, es decir, cuando había pastel a repartir. ¿Quiere esto decir que se debe echar a Zapatero? La cosas no son tan simples. No olvidemos que, para hacer frente a los problemas que genera el desempleo, a corto plazo la solidaridad juega un papel importante. En estos momentos difíciles no se trataría tanto de producir más, de crear riqueza a lo loco, sino de compartir mejor lo que hay. Entonces apoyamos a Zapatero. Tampoco está claro. Su Gobierno sí que es mas sensible a la problemática de la gente, pero como se ve obligado a mantener las mismas prácticas neoliberales, no le queda más remedio que recurrir a un endeudamiento masivo. Total que, al final los paganos vamos a ser los de siempre. Ni contigo, ni sin ti....

Como veis, no faltan argumentos ni en favor ni en contra de la continuidad de un Zapatero capaz de sacar de quicio a casi todo el mundo político y sindical. ¿Qué otras razones puede esgrimir el PNV para tomar una decisión al respecto? En este punto hemos de ser serios y no hacer trampas a la hora de explicar con claridad los motivos por los que se va a hacer una cosa o la contraria. Con respecto a España, Euskal Herria es rica en cuanto a renta per capita y es pobre como nación soberana. Regatear únicamente para sacar más dinero de las exhaustas arcas del Estado y aumentar nuestro diferencial de riqueza suena a falta de solidaridad. Por otro lado, obsesionarse con cerrar el paso a Rajoy, como si fuera el coco, no nos va a hacer ganar en soberanía. ¿No sería mejor tener el enemigo de frente? Nuestra pobreza política como nación no la provoca el PP sino la falta de unidad del abertzalismo.

Y llega la hora de mojarse. ¿Hablamos sólo de dinero o de algo más? En mi opinión, el PNV está ante una magnífica oportunidad de hacer política de alto nivel. Bastaría con sacar el Plan Ibarretxe del cajón y ponerlo sobre la mesa de negociaciones con Zapatero. Simultáneamente debería convocar a todas las fuerzas políticas y sociales afines al abertzalismo. El objetivo sería recuperar el espíritu de Lizarra-Garazi e intentar alcanzar un acuerdo de mínimos con el que hacer frente al constitucionalismo español. A partir de ahí, consensuar un líder, preparar una gran coalición abertzale y presentarse con ella a todas las elecciones. Así sabríamos de una vez y con certeza cuántos nos sentimos nación. ¿Que desertan los regionalistas camuflados entre nosotros? ¡Qué le vamos a hacer! Redoblaríamos los esfuerzos para conseguir la mayoría sin ellos, aceptando democráticamente la derrota si llegara a producirse. Nada hay peor que vivir en una eterna duda acerca de los verdaderos deseos del pueblo vasco.