La 35 edición del Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), que se celebra en la metrópoli canadiense desde ayer, pone este año el acento sobre las violaciones de los Derechos Humanos y el encuentro entre culturas. «Todos hemos visto a realizadores estudiar las violaciones de los Derechos Humanos en documentales, pero también vamos a ver esto este año en cintas de ficción», declaró a AFP Cameron Bailey, el codirector del certamen. Los autores de estos largometrajes «han realizado un trabajo victorioso para hacer triunfar los derechos pisoteados por ciertas personas», añadió.

El codirector citó como ejemplos los filmes «Precious Life», de Shlomi Eldar; «Pink Saris», de Kim Longinotoo; o «The Whistleblower», de Larysa Kondracki. «Son historias muy fuertes que muestran el sorprendente mundo en el que vivimos», aposotilló, para afirmar que «con estas producciones, el público puede adqurir un nuevo punto de vista sobre los conflictos y tensiones culturales que aún siguen vigentes en el mundo». Bailey subrayó que el movimiento de la populación (la inmigración) afecta al mundo entero y el cine ha de interpretar esta tendencia.

Además de estos títulos, en Toronto estarán presentes varias películas que este año también acoge el Festival de Cine de Donostia, entre ellas, «Cirkus Columbia», de Danis Tanovic; «Carancho», de Pablo Trapero; «Las marimbas del infierno»; de Julio Hernández Cordón; y «Guest», de José Luis Guerín, entre otros.

En la presente edición, el festival, que comenzó ayer y concluirá el 19 de setiembre, proyectará 258 largometrajes y 81 cortometrajes, con 112 primicias mundiales, realizadas en 59 países.