No hay palabras para describir la emoción que suscita ver cómo un gigantesco bloque de hielo se desmorona, cómo un volcán entra en erupción, cómo hay sucesos ante los cuales el ser humano nada puede hacer.

Ayer Lituania se saltó todas las reglas escritas y no escritas, se saltó a la torera sus propias limitaciones y la jerarquía impuesta por una Argentina que desde 2002 no baja de las semifinales de los torneos que participa, y barrió a la albiceleste como si de un huracán se tratara. El 104-85 no es sino un pálido reflejo de la paliza que el combinado báltico infligió a Scola, Prigioni, Delfino y compañía.

Tras el brutal partido ante Brasil, los del «Oveja» Hernández se las prometían muy felices ante una Lituania que vive y muere gracias a Kleiza. Pero ayer el ala-pívot de los Raptors, con 17 tantos, sólo fue uno más. El ex baskonista Jasaitis, Pocius y Delininkaitis dieron un auténtico clínic de tiro -metieron sus ocho primeros triples mientras Argentina falló 11 antes de clavar uno-, garra y concentración. Ahogaron a Scola -enorme la defensa de Javtokas- y Prigioni, que acabaron por borrarse del partido y sometieron de tal modo a la albiceleste que su ventaja llegó a los 30 puntos.

Con todo perdido y tirando de orgullo de la mano de Delfino, 25 puntos, Argentina pulió el marcador en el último período hasta dejarlo en el 104-85 final.

Rusia no puede con Durant

Mientras, Estados Unidos se impuso en el primer duelo de la jornada por un 89-79 ante una Rusia que se mantuvo en el marcador durante 25 minutos. A base de cargar el rebote con sus pívots Kaun y Mozgov y la imaginación del base Khostov, los rusos llegron a ponerse arriba, 30-35, en el segundo cuarto.

Sin embargo, la defensa estadounidense apretó las tuercas -con cierta permisividad arbitral- y los 33 puntos de Kevin Durant hicieron el resto. Asimismo, cabe destacar los 15 puntos de Chauncey Billups y los 12 de Westbrook.