Días después de que el Kremlin ordenara reforzar el contingente militar ruso en Cáucaso Norte tras un atentado en Daguestán, un kamikaze se hizo estallar a bordo de un coche en hora punta en un mercado de Vladikavkaz, capital de Osetia del Norte, causando al menos 16 muertos y un centenar de heridos.

Las autoridades aseguraron que el atentado fue obra «de un kamikaze que entró en el mercado conduciendo un automóvil Volga 3102», y que la explosiónfue de una potencia equivalente a 30 ó 40 kilos de TNT.

Poco después del atentado, el presidente ruso, Dmitri Medvedev, ordenó a su representante especial para el Cáucaso Norte, Alexandre Joloponine, dirigirse de urgencia a Vladikavkaz, capital de Osetia del Norte, la única república con mayoría cristiana ortodoxa en la región, que vive una rebelión islamista que tiene sus orígenes en las dos guerras de Chechenia y cuyos principales objetivos son la Policía y la clase política prorrusa.

Vladikavkaz se ha convertido, desde la primera guerra chechena, en el centro de las operaciones militares de castigo contra la insurgencia.