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Iñaki Uriarte Arquitecto

Oda a Catalunya

El autor, desde la experiencia de haber vivido en Catalunya y en Euskal Herria, expresa su agradecimiento al pueblo catalán «que, en acusada asimétrica simpatía, tanto nos aprecia». Glosa su elogio recopilando expresiones en las que esta simpatía se ha manifestado: la música, el proceso de Burgos y el fusilamiento de Txiki, el ámbito educativo, los gestos de jugadores del F.C. Barcelona o el entusiasmo con el que han recibido a Arnaldo Otegi o Martxelo Otamendi. Finaliza afirmando que «cuanto más cerca estemos de Catalunya y más lejos de España y Madrid, antes llegaremos a la independencia».

Avui es l'onze de setembre. Un día en el que Catalunya reivindica una nacionalidad arrebatada militarmente en 1714 con la invasión de Barcelona por las tropas franco-castellanas de Felipe V aboliendo las instituciones catalanas de autogobierno e iniciando la represión de su lengua y tradiciones. Se celebrará con manifestaciones de diverso tipo: el tradicional acto institucional junto al monumento a Rafael Casanova y el más reivindicativo en el Fossar de les Moreres.

Hoy también, Euskal Herria se expresará en Bilbo. En una manifestación convocada por Adierazi EH! en defensa de todos los derechos como personas, y como pueblo que quiere autodeterminarse. Las similares y elementales exigencias populares de identidad, cultura y lengua de ambos pueblos crean un desplazamiento espiritual de aspiraciones y estimulaciones mutuas que merecen un adecuado estudio científico, etnográfico y sociológico.

Aquí sólo se pretende expresar, por quienes hemos convivido en estas dos innegables realidades nacionales, una mirada de perpetuo agradecimiento hacia el pueblo catalán que, en acusada asimétrica simpatía, tanto nos aprecia. No podemos olvidar a quien nos recuerda.

Quienes allí residían, y especialmente los que allí estudiamos, recibimos una progresiva inmersión de identitarismo que supuso una nueva dimensión de autoestima: perteneciendo a dos países pequeños, pero rotundamente singulares junto al resto de los pueblos y culturas del mundo, percibimos la universalidad de lo local.

En este pequeño recopilatorio acudimos a los años más recientes. El elogio en forma musical lo inicia el cantautor Raimon, quién compuso y difundió dos preciosas obras musicales, «A un amic d'Euskadi y «El País Basc», en plena dictadura, en 1967. Magistral relato que, basado en el paisaje cromático, el verde, llega a un país carismático, reivindicativo. Asimismo, el enorme compromiso de Lluís Llach con su apoteósica obra «Campanades a morts» en 1976 reiteradamente relatado en estas páginas.

En Catalunya, donde el idioma propio es el elemento identitario que conforma la nacionalidad, a la vez que el respeto a las lenguas amenazadas, fue posible en marzo de 1973 insertar por primera vez en «La Vanguardia» una esquela únicamente en euskara con motivo del fallecimiento de mi padre.

Ahora hace 40 años, Franco pretendía eliminar el movimiento independentista vasco fusilando a cinco patriotas de la organización ETA, en el proceso y juicio de Burgos, en diciembre de 1970. Me resulta sumamente emocionante recordar las movilizaciones que allí sucedieron, las personalidades implicadas con serios compromisos y grandes riesgos de todo tipo y la solidaridad que recibimos como pueblo agredido.

Este coraje social se repitió y lo vivimos especialmente en los días anteriores a los cinco fusilamientos de aquella maldita mañana del sábado 27 de setiembre de 1975, cuando a las 8.35 fue fusilado en Cerdenyola Jon Paredes Manot, Txiki, cantando quizás uno de los más evocadores «Eusko gudariak» de la historia. En este proceso hay que resaltar la entusiasta y rigurosa intervención de la defensa en tan peligrosas circunstancias de los destacados abogados penalistas Magda Oranich y Marc Palmés.

Desde un aspecto cultural, es preciso recordar la impresionante acogida que tuvo el espectáculo Ez Dok Amairu en sus tres actuaciones de marzo de 1971 en el Teatre Romea. Posteriormente, los recitales de Mikel Laboa en el Palau de la Música Catalana, y especialmente el concierto compartido y multitudinario en el Palau Sant Jordi en 1993.

En el ámbito educativo fue trascendental la decisión del director de la Escola Técnica Superior d'Arquitectura de Barcelona, Oriol Bohígas, gran arquitecto y personalidad cultural catalanista, cuando decidió crear como deferencia a nuestro país la «Donostiako Arkitektura Goi Eskola Teknikoa», iniciando como sucursal la enseñanza en el curso 1979-80.

En sentido político no podemos olvidar el entusiasta compromiso del ex senador Lluís Maria Xirinacs, una personalidad crítica y ética, cuando, tal día como hoy allá por el 2002, en el Fossar de les Moreres declaró:«Sóc amic de ETA i de Batasuna (Soy amigo de ETA y de Batasuna)». Lo que supuso el encarcelamiento a los 73 años del tres veces propuesto para premio Nobel de la Paz.

La solidaridad también ha alcanzado sectores poco proclives como el ex futbolista del F.C. Barcelona Oleguer, quien en el diario «Berria», en 2007, ante la barbaridad que se cometía con el prisionero político vasco Iñaki de Juana defendía su huelga de hambre, lo que le supuso la pérdida del contrato con la empresa Kelme de ropa deportiva, a la que imagino ningún vasco concienciado habrá comprado nada. También los futbolistas de este club, Puyol y Xavi, en la final de Copa con el Athletic y después de haber ganado, mantuvieron durante todo el festejo final en sus hombros con la elegancia de hombres concienciados ikurriñas que alguien les lanzó.

El entrañable líder vasco Arnaldo Otegi podría, si no estuviese ahora secuestrado, explicar el entusiasta recibimiento en la Universitat de Barcelona en mayo de 2002. Y lo mismo de catedráticos, profesores y conferenciantes cuando hemos acudido a algún acto político, social o cultural. En la intervención del lehendakari Ibarretxe en Barcelona, en concreto su conferencia en el Paraninfo de la misma Universitat en febrero de 2003 para presentar su Propuesta para la Convivencia en Euskadi, la culta sociedad catalana representada por numerosos intelectuales y estudiantes dio una lección de respeto e interés por la realidad vasca.

Ha sido muy explícita la apoteósica acogida que Martxelo Otamendi ha recibido en su periplo explicativo de la atrocidad cometida con «Egunkaria». Hasta el punto de que el Parlament de Catalunya, a propuesta de amplísimos sectores de la sociedad civil catalana, con los votos de todos los partidos, incluido del PSC y excepto el PP, ya aprobó en junio de 2003 una proposición no de ley en la que expresaba su profunda preocupación.

Es muy emocionante estar visitando la catedral románica de La Seu d'Urgell al atardecer un domingo 16 de mayo y en su inmensidad espacial escuchar un bellísimo «Aurtxo polita» interpretado al órgano, como dijo tiene por costumbre el sacerdote interprete catalán, por su arraigo entre los parroquianos. O en el reciente concierto de música de cámara de Aste Nagusia en la Iglesia de la Encarnación, escuchar a la Orquesta de Cambra de l'Empordà, cuando ya finalizado, como un extra, su director Carles Coll dirigió a la orquesta interpretando de pie un singular «Agur jaunak» que el público agradecimos efusivamente. Pero faltó algo más, algún representante municipal; todos ellos estaban en los toros

Llegará el día, cuando tengamos un gobierno que represente a la nación vasca, para organizar un amplio homenaje a este progresista país que nos sirve en muchos aspectos de estímulo referencial. Cuanto más cerca estemos de Catalunya y más lejos de Madrid y España antes llegaremos, independientes, a lo que entendemos por Europa: un continente de naciones libres y soberanas.

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