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Plentzia «vendimiará» dentro de seis meses su primera añada submarina

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Una casa británica de subastas sacará próximamente a puja una botella de la firma Ballantine´s rescatada del pecio ``SS Politician'', que transportaba 264.000 envases de whisky cuando se hundió en 1941 cerca de la isla escocesa de Eriskay. Y con 6.000 euros saldrán a la puja 30 botellas de champagne halladas en un barco hundido en el mar Báltico entre 1772 y 1785.

El hallazgo de vino en pecios hundidos a lo largo de los años, con sabores y texturas sorprendentes, o las recientes subastas de botellas de whisky o ron recuperadas del fondo del mar, son un ejemplo del potencial de envejecimiento de bebidas bajo el mar que el mundo de la enología pretende estudiar en el laboratorio submarino ideado como un arrecife artificial frente a la costa de Plentzia. Ayer, fue su puesta de largo; dentro de seis meses, los expertos empezarán a catar esa primera «añada submarina».

Hace un par de meses tuvo lugar la botadura de dos módulos MEC (Módulos de Envejecimiento y Control) de este novedoso Laboratorio Submarino de Envejecimiento de Bebidas, localizado a menos de diez minutos aguas adentro de la bahía vizcaina y a 16 metros de profundidad. En su interior se han depositado 1.600 botellas no sólo de vino, sino de otras bebidas como el propio Txakoli de Bizkaia.

Este proyecto, con el que el Consistorio de Plentzia «quiere abrirse al mar», está liderado por la empresa vasca Bajo el Agua Factory, cuyo negocio se basa en lo relacionado con los fondos marinos, desde estudios de oceanografía hasta trabajos de divulgación, pasando por el desarrollo de proyectos a la carta según el consumidor.

En este proyecto submarino se han embarcado hasta trece importantes denominaciones de origen tanto de la Rioja Alavesa como de otros lugares; este es el caso de las denominaciones de Ribera de Duero, Somontano, Rueda, Jumilla, Toro... También la UPV-EHU aporta su colaboración, ya que en Plentzia se ubicará la próxima Estación Marítima que dirigirá la Universidad vasca.

El gerente de Bajoelagua Factory, Borja Saracho, explicó que en el nuevo laboratorio se estudiarán las consecuencias que tiene en las bebidas sumergirlas a diferentes profundidades y envases, y que se cruzarán los datos obtenidos por sensores y boyas con catas y análisis mensuales de los productos.

El objetivo último es conocer las condiciones óptimas como temperatura del mar, fuerza de las corrientes e intensidad lumínica para obtener un vino adecuado y poder replicarlas. Se comprobará también la idoneidad de diferentes tipos de corchos, vidrios o uvas para el envejecimiento de los caldos. Cada mes, unos buzos extraerán una botella de cada bodega para que sus enólogos vayan analizando esos datos.

«En el momento en que tengamos un resultado óptimo tenemos el histórico de la trazabilidad del producto para saber qué es lo que ha pasado y poder reproducirlo», concluyó. Dentro de unos seis meses, se empezará a tener resultados relevantes.

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