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El nuevo modelo de la «vecchia signora» cambia de piezas en pos de la fiabilidad perdida

Tras el añito en la Serie B a causa del escándalo «Calciopoly», a la Juventus de Turín le está costando más de lo esperado volver a lo más alto del fútbol italiano y mundial. Ante la adversidad, la familia Agnelli ha decidido coger las riendas para devolver al club el brillo que tuvo en el pasado.

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Beñat ZARRABEITIA

En Turín nada se mueve fuera del alcance del entorno de la familia Agnelli. Desde que Giovanni Agnelli la pusiera en marcha en 1899, la FIAT es una de las empresas más fuertes de Italia y que actualmente cuenta también bajo su control con marcas como Alfa Romeo, Maserati, Ferrari o Lancia. En 1923, Edoardo Agnelli, vista la prosperidad de su negocio, decidió hacerse con la Juventus, por aquel entonces, un modesto conjunto del fútbol transalpino. Bajo su dirección, llegó la construcción del estadio Comunale y los primeros grandes éxitos del equipo piamontés en la Serie A.

No obstante, la gran mayoría de habitantes de la ciudad fueron y han seguido siendo fieles al Torino, la escuadra con mayor cantidad de adeptos de origen turinés. La Juve, en cambio, cimentó buena parte de su afición en los trabajadores llegados del sur de Italia para trabajar en las fábricas de los Agnelli. Muchos de esos inmigrantes vieron en la vecchia signora una buena forma de adaptarse lo más rápidamente posible a la ciudad en la que se estaban ganando el pan. El fenómeno es sumamente curioso, ya que con el paso de los años los bianconeri se han consolidado como el equipo de un gran número de italianos mientras que en Turín Il Toro sigue siendo la entidad dominante.

El escándalo «Calciopoly», un entramado donde el tráfico de influencias y favores fue clave en las decisiones arbitrales de gran cantidad de encuentros del Calcio, dejó seriamente tocada a la Juventus. La escuadra dio con sus huesos en la Serie B y gran parte de las estrellas dejaron el equipo. Únicamente Buffon, Del Piero y Nedved juraron amor eterno a los colores blanquinegros y a otros como Trezeguet o Camoranesi no les quedó otro remedio que seguir con la zamarra juventina ante la falta de ofertas apetecibles. Era el año 2006 y el vasco Didier Deschamps, antiguo centrocampista y leyenda del club, fue el encargado de devolver a la vecchia signora a la élite.

En el retorno a la Serie A, el veterano Claudio Ranieri fue el nuevo técnico de la nave juventina. Sin embargo, el regreso no ha sido como la familia Agnelli, afición y jugadores esperaban. A la sombra del Inter de Mourinho, se han visto obligados a pelear por entrar en Europa. La pasada temporada, arrancada con Ciro Ferrara como míster y terminada con Zaccheroni en el banquillo, culminó con una mala clasificación liguera; humillación a manos del Bayern en Champions; y una nueva goleada del Fulham en el teórico premio de consolación que fue la UEFA Europa League.

El desaguisado provocó que la familia Agnelli haya vuelto a tomar las riendas del club de forma directa. Tras unos años delegando en diferentes gestores, los propietarios de la entidad han vuelto a pasar al primer plano. Así, desde el pasado mes de mayo, Andrea Agnelli y su primo John Elkann -actual máximo mandatario de la FIAT y de Exor, además de hijo de Margherita Agnelli y del pintor Alain Elkann- son los encargados de guiar los destinos de una escuadra renovada.

Más de 56 millones en fichajes

Este verano, ambos se han puesto manos a la obra para tratar de que la Juventus vuelva a reverdecer viejos laureles. Para empezar, contrataron a Luigi Delneri como nuevo entrenador. Un hombre que en la última campaña había clasificado a la Sampdoria para la fase previa de la Champions. Fue el primer paso para dar un gran giro a la composición de la plantilla. El cambio de piezas se ha extendido durante todo el periodo estival con un constante ir y venir de futbolistas. En el capítulo de salidas, destacar las de los clásicos Cannavaro, Trezeguet y Camoranesi. Junto a ellos, Candreva, Ariaudo, Chimenti, Molinaro, Almirón, Ekdal, Diego, Zebina, Poulsen o Giovinco son otros de los futbolistas que han abandonado el Estadio Olímpico de Turín.

En la remodelación de su escuadra, la familia Agnelli se ha gastado más de 56 millones de euros. Las principales novedades son Milos Krasic, Alberto Aquilani, Leonardo Bonucci, Simone Pepe, Jorge Martínez, Marco Motta, Davide Lanzafame, Marco Storari, Leandro Rinaudo, Armand Traoré o Fabio Quagliarella. Múltiples y novedosas piezas con las que la Juventus espera recuperar el esplendor de antaño y volver a ser la marca dominante tanto en Italia como en Europa.

Tarde o temprano lo conseguirá. Y es que la historia ha demostrado que la vecchia signora es una institución que sabe levantarse de golpes tan fuertes como la masacre de Heysel, el escándalo de dopaje en los noventa, o el más reciente «Calciopoly». Es el sino de una escuadra con más hinchas fuera de su propia ciudad que en casa y que ansía ya poder poner la tercera estrella en su elástica, señal de que habrían alcanzado los 30 títulos ligueros. De momento, van a por el vigésimo octavo con un nuevo engranaje y el motor renovado.

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