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Imanol Intziarte Periodista

Y los incivilizados eran los vikingos

Se puede decir más alto, pero no más claro. «Según las reglas de admisión, se ha de ser un estado independiente reconocido por la comunidad internacional, es decir la ONU, para pedir la adhesión a la FIFA». Son palabras del mandamás del fútbol mundial, Joseph Blatter, en su visita a Groenlandia para inaugurar el primer campo de hierba artificial de la isla helada.

Los groenlandeses -56.000 habitantes- no parecen preocupados, confían en que podrán cumplir estas condiciones «en 10 ó 15 años». Es lo que tiene estar bajo la jurisdicción de una metrópoli como Dinamarca, que tendrá sus defectos -como todas-, pero al menos asume que, si la ciudadanía de Groenlandia así lo desea, puede declararse independiente.

Los daneses son tan enrollados en estos temas que en su día no pusieron trabas para que otra región, Islas Feroe, ingresara en la FIFA en 1988. Es de suponer que precedentes de este tipo no hicieron mucha gracia a representantes de otros estados, por lo que los requisitos de acceso se endurecieron en 2004. Aunque la FIFA es una entidad privada que se rige por sus propias normas, no le veo yo a -por ejemplo- Ángel María Villar (presidente de la Federación Española) defendiendo una postura diferente a la del Gobierno de Madrid.

El fútbol, guste o no, es más que un deporte, tiene mucho de símbolo identitario aglutinador, bien que se ha visto con «La Roja». Las trabas son máximas cuanto más mediático es el deporte en cuestión. La selección de Groenlandia de balonmano masculino ha disputado ya tres mundiales (2001, 2003 y 2007). Se da la circunstancia de que para la primera de esas citas Dinamarca no se clasificó, así que participó la región pero no el Estado. Ello se debe a que Groenlandia disputa la fase clasificatoria americana, donde es más sencillo clasificarse que en Europa por la diferencia de nivel. Pasa algo así por estos lares y a más de uno le da un patatús. Pero este caso no es más que la excepción que confirma la regla. Ya lo dice Blatter, si no eres independiente no eres nada.

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