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París se despide de Claude Chabrol con una cálida ceremonia en la Cinemateca

GARA | DONOSTIA

Los amigos de Claude Chabrol dedicaron ayer al cineasta, fallecido el pasado domingo, una entrañable despedida ante la Cinemateca Francesa, lugar que el artista gustaba frecuentar y donde la profesión le rindió homenaje horas antes de que se celebrase su entierro en la más estricta intimidad.

Familiares, amigos íntimos, actores, directores, personalidades, gentes del cine y de la cultura, entre ellos el ministro francés de esa cartera, Frédéric Mitterrand, asistieron al acto en memoria del director, muerto a los 80 años.

Michel Piccoli, Isabelle Huppert, Nathalie Baye, Sandrine Bonnaire, Mathilda May, François Cluzet, Eduard Baer, fueron algunos de los actores presentes, mientras que los directores Agnès Varda, Costa Gavras y Bertrand Tavernier figuraban también en las primeras filas.

Un gran cineasta

Algunos de los presentes tomaron la palabra, como Michel Piccoli, que recordó al «genial bromista» que fue Chabrol, «siempre sincero», hasta cuando mentía; o como Costa Gavras, que lo describió como «un hombre bueno y un gran cineasta».

Vestida con gabardina negra, la actriz fetiche de Chabrol, Isabelle Huppert, brindó un emotivo homenaje al gran director, cuya personalidad glosó mencionando «su gusto por la vida, su humor, su fidelidad, su amabilidad y su inteligencia», y a quien, dijo, nunca supo por qué le quería, pero sí pudo «sentir» cómo. Un hombre que era poco amante de las confidencias, recordó casi al borde de las lágrimas Huppert, al destacar cómo, sin embargo, compartió con ella el dolor por la muerte de su madre, acaecido durante el rodaje de «Madame Bovary» (1992).

Presidía el acto un gran retrato en blanco y negro del cineasta, fumando en pipa, colocado junto al féretro que horas después fue trasladado hasta el cementerio del Père-Lachaise. Chabrol era un declarado agnóstico.

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