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CRÓNICA | A PIE DE ALFOMBRA

Diario de un día que empezó en un hotel y terminó sobre una pista de baile

El tiempo ofrecía una tregua en el primer día del Zinemaldia donostiarra. Era el preludio de lo que queda por venir. Esto es un diario, a modo de resumen, de una jornada larga e intensa.

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M. LARRINAGA - O. LARRETXEA

10.30 h. de la mañana. Aunque el tiempo es húmedo y frío, los primeros «cazadores de autógrafos» empiezan a colocar en sus sitios frente al hotel María Cristina. La llegada más esperada a estas horas es la de John Malkovich, aunque en esta ocasión no acude como actor, sino como productor de la película «Abel», dirigida por Diego Luna. Con un retraso de cuarenta minutos, llega el carismático Malkovich. A pesar de su gesto cansado, dedica tiempo a atender tanto a los medios de comunicación como a los fans que tan pacientemente le han esperado. Entre ellos, se encuentra un gran coleccionista de estos recuerdos llamado Iñigo. Este hombre, de cincuenta años, reserva sus vacaciones para poder asistir al festival y, entre película y película, se pasa las horas muertas frente al hotel esperando que algún actor o director famoso se preste a fotografiarse con él.

16.50 h. La tarde está más concurrida en los alrededores del María Cristina. Los jóvenes que por la mañana acudían a clase, se agolpan ahora detrás de las vallas gritando cada vez que alguna estrella aparece por la puerta del coche. El único que acude puntual es el presentador de televisión Florentino Fernández. Saluda sonriente y simpático, agita la mano y llega hasta las puertas automáticas del hotel para desaparecer entre los botones del hotel.

17.44 h. Casi una hora tarde llega el vizcaíno Álex Angulo, quien hoy presenta película en la sección oficial y la semana que viene será el flamante premio Zinemira. A diferencia de Fernández, Angulo se dedica a sacarse fotos y firmar autógrafos a los fans que gritan su nombre. Pero, a pesar de pasar horas y horas escrutando pacientes a todo aquel que se acerque al hotel, sea quien sea, aquí los comentarios que se repiten continuamente son para especular sobre la visita de Julia Roberts, «Julita», para muchas de las mujeres allí presentes. Parece como si a nadie le interesase quién llega: lo importante es estar aquí con cámara y cuaderno en mano, esperando una firma y una fotografía que llevarse a casa.

18.00 h. Los fans, elemento imprescindible de cualquier festival que se precie, se multiplican según avanza la tarde. A falta de tres horas para el comienzo de la gala de inauguración, comienzan a asomarse a las blancas vallas. Más de uno reconoce a media voz que desconoce a quién espera en realidad: «Yo, por si acaso, he traído la cámara de fotos, no vaya a ser que vea a algún famoso».

19.00 h. El tráfico también «sufre» las consecuencias de esta gran fiesta cinematográfica, al igual que el humor de los conductores. Más de uno, olvidando por completo qué «se cuece», intenta cruzar la Avenida de la Zurriola con total normalidad. A pesar de su berrinche, ninguno puede evitar mirar hacia la alfombra en busca, seguramente, de algún rostro conocido.

20.00 h. Se encienden los grandes focos y aparecen los hombres de negro. El amplio dispositivo de seguridad se encarga de vigilar cada esquina y controlar que nadie salte la valla, porque ganas no faltan. Mientras tanto se comienzan a escuchar los primeros gritos, la mayoría fruto del nerviosismo, ya que aún no aparece ninguna estrella del celuloide. «`Oye perdona, pero no veo nada'», le advierte infructuosamente un espectador al guarda de seguridad, que, con sus dos metros de altura, se le planta en frente.

20.15 h. Llega el jurado de la Sección Oficial al completo, aunque toda la atención se la lleva por delante José Coronado. Vestido de traje negro, no para de sonreir a los objetivos de las fans que para entonces se cuentan por centenares.

20.25 h. Lluvia de actores y actrices. Enfundado en un estrecho traje, el joven Quim Gutierrez es de los primeros en llegar. Tras él, la actriz Belén López y Leticia Dolera, quienes, con sus vestidos de azul intenso y rojo leopardo, respectivamente, ponen la nota de color a una noche de marcado color negro.

20.40 h. Llegada de políticos. Antonio Basagoiti, presidente del PP vasco; Markel Olano, Diputado General de Gipuzkoa; Arantza Quiroga, presidenta del Parlamento de Gasteiz; quien por cierto, acude sola; María Jesús Aranburu; Diputada de Cultura u Odón Elorza, alcalde de Donostia, quien sorprendentemente llega puntual a la cita. Tras los saludos de rigor, y besos entre Elorza y Quiroga, los invitados pasan por el lujoso bar que organiza Gucci. Copas de buen champán por doquier para refrescar las gargantas en una noche que se prevé larga. Bataplán recoge el testigo con una fiesta de lo más selecta.

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