Los rojillos jugaron la mitad de la primera parte y toda la segunda con un hombre menos
Un guión dramático repetido hasta el aburrimiento
Otro error defensivo -esta vez fue la expulsión de Lolo en dos minutos- le costó caro a la escuadra navarra, que acumuló ayer en el estadio de Cornellá-El Prat su undécima visita liguera que se salda con derrota.
0
1
Natxo MATXIN
Unos primeros minutos esperanzadores, una circunstancia desfavorable e inesperada en forma de fallo defensivo, se adelanta el rival y otro partido tirado por la borda. ¿Les suena de algo?. Sí, es el guión rojillo de siempre, el repetido hasta la saciedad y que ya aburre y desespera a los aficionados. En esta ocasión todo quedó mediatizado por la expulsión en dos minutos de Lolo y de nada sirvió el generoso esfuerzo del que hizo gala durante 74 minutos la escuadra navarra.
El jugador sevillano reconocía recientemente que tenía que amoldarse al puesto de central, una ubicación poco habitual para él. Parecía que ya estaba en ello -ante la Real firmó un encuentro serio y sin fisuras-, pero un chaval de 19 años de Badalona, Álvaro Vázquez, le dejó ayer en evidencia. En ambas amarillas le superó en velocidad, si bien la segunda fue un error en cadena en el que compartieron responsabilidad otros compañeros. De cualquier forma, en esta última la situación de la falta fue más bien esquinada y el defensa andaluz podía haber recuperado su sitio sin necesidad de entrar al prometedor atacante periquito, aunque el rojillo perjuró que no le había tocado.
La rémora de tener que jugar gran parte del envite con un hombre menos -después se demostró la fortaleza física del equipo, que mantuvo el tipo la mitad de la primera y toda la segunda parte- y, sobre todo, el a la postre solitario gol del omnipresente Vázquez cuatro minutos después puso franco el choque del lado local. Con orden y gracias a los cambios introducidos por Camacho -el preparador osasunista acertó con las teclas que tocó-, el diez rojillo no sólo no naufragó, sino que incluso dispuso de más ocasiones que en los primeros cuarenta y cinco minutos.
Camacho dejó las bandas para sus laterales -fueron quienes más peligro crearon-, construyó un trivote con la entrada de Rúper y mandó tanto a Pandiani como a Camuñas a posiciones más centradas. Curiosamente, una disposición que parecía estar destinada de manera irremediable a la práctica del juego directo mediante pelotazos y balones aéreos no lo fue tal. Osasuna quiso llegar hasta posiciones de vanguardia con pelota jugada, aunque no siempre se consiguió.
Penalti sin señalar
Como ya se ha dicho, fueron Damiá y Monreal quienes tuvieron en sus botas las mejores oportunidades. Dos coladas del catalán en el 48 y el 56 -la segunda con dos caños incluidos- no encontraron rematador en el caso de la primera y, en la segunda, su disparo se fue a las redes laterales. El internacional navarro también probó fortuna en el 73, pero su chut con la pierna mala acabó en las manos de Kameni. A falta de un cuarto de hora para el final, era el primer disparo entre los tres palos de los encarnados. Las otras alternativas, aunque sin frutos, fueron los disparos lejanos de Rúper y la corpulencia de Leka, que en cinco minutos trajo en jaque a la defensa espanyolista.
El resultado incluso pudo variar si se hubieran pitado unas claras manos de Víctor Ruiz dentro del área periquita, pero Ramírez Domínguez, o bien las sacó fuera o bien optó por no verlas y señalar un posterior juego peligroso, pues no quedó claro cual de las dos opciones eligió. Por una cosa o por otra, al final, undécima derrota consecutiva lejos de Iruñea.
Sin obviar que es fruto de las lesiones, la realidad es que el Espanyol alineó hasta seis jóvenes canteranos en su once titular y luego entraron dos más, Molina y David López. Por contra, Osasuna empleó a tres de inicio -Flaño, Monreal y Puñal-, todos ellos ya veteranos.
La maldición le persigue a José Antonio Camacho cada vez que visita el campo del que fuera su equipo. Ayer se cumplió la sexta ocasión en la que el murciano se mide a los periquitos en el banquillo y volvió a perder. Hasta ahora acumula cinco derrotas y un único empate.
El técnico rojillo, José Antonio Camacho, cargó duramente contra el trencilla de la contienda, Rafael Ramírez Domínguez, al que acusó de «haber notado la presión de toda la semana y el `cagazo' ha podido con él». Así, de manera irónica, reflejó que «el árbitro ha decidido sacar dos tarjetas a Lolo», en referencia a la expulsión del futbolista andaluz a los veinte minutos, «pero luego no se puede cagar a la hora de pitar un penalti en contra del Espanyol por unas manos clarísimas».
Ahondando en ello, aseguró que el partido contra los periquitos venía envuelto en una «presión muy grande» para el colegiado y que el Espanyol ha «sacado tajada después de haber trabajado muy bien durante esta semana».
Más allá de la actuación arbitral, Camacho admitió que su equipo tiene «algunos problemas porque, si no, seríamos el Madrid o el Barça» y que habían cometido «errores que nos cuestan tarjetas o goles». Por ello, reconoció que Osasuna debe mejorar en algunos aspectos, como cuando «tenemos el balón y se lo damos al contrario, mal asunto. Llevamos pocos goles en contra, pero todos derivados de esto, de nuestros errores».
El preparador de Cieza quiso aclarar, además, que cuando critica a sus jugadores por algunos fallos «es para que mejoren, no porque no hagan su trabajo. No soy una persona muy halagadora y parece como si estuviera enfadado, pero estoy contento con su esfuerzo». A preguntas sobre el once del rival, Camacho comentó que «me encanta que el Espanyol tire de la cantera, como lo hace Osasuna, sacando chavales», una respuesta que no va en coherencia con el limitado uso que hace de promesas en el equipo que dirige.
GARA