Habría sido muy difícil ganar al Barcelona de cualquier manera, pero nadie duda de que la expulsión de Fernando Amorebieta elevó la tarea del Athletic de complicada a prácticamente imposible el pasado sábado. Una expulsión que en el bando rojiblanco sigue escociendo, aunque entender, se entiende.

Y es que, más allá del error humano, fueron tres los factores que se aliaron en contra del zaguero rojiblanco. Su propio ímpetu, para empezar, porque la falta existió y fue contundente; la fama de leñero, justificada en más de una ocasión, que se ha ido ganando en las últimas temporadas; y la campaña mediática desatada en las últimas semanas, reclamando la protección de las estrellas. Así que cuando Mateu Lahoz vio un tren de mercancías llamado Amorebieta llevándose por delante a uno de los jugadores más admirados de la Liga, no tuvo dudas. Y conociendo los precedentes, tampoco parece que vaya a tenerlas el Comité de Competición: el zaguero vizcaino se comerá un partido de sanción. Como mínimo, aunque no deberían ser más teniendo en cuenta la rápida resurrección de Iniesta tras la acción.

El problema es que la fama de Amorebieta aumentará y que la roja acabará en sus estadísticas. En unas semanas, sólo se recordará que ha visto ocho en seis temporadas -por cierto que a David Villa, delantero, le han mostrado cinco en ocho temporadas-, aunque alguna sea tan esperpéntica como la que sufrió la pasada temporada en el Bernabéu. Y cuando un árbitro tenga que volver a decidir entre la culpabilidad del rojiblanco o la legalidad de un rival, tendrá tan pocas dudas como las de Mateu Lahoz el sábado.

El nombre importa

A lo sumo dependerá de la identidad del coprotagonista. El precio de las faltas siempre ha variado en función del destinatario y ahora que el nuevo gurú de la Liga Jose Mourinho ha pedido protección para una de sus estrellas, las diferencias pueden aumentar. «Está muy bien tratar de evitar lesiones -reconocía Aitor Ocio a este respecto-, pero no sólo cuando se trata de jugadores como Messi o Cristiano Ronaldo. Hay que evitar las entradas violentas, que puedan tener consecuencias graves, pero da lo mismo que se la hagan a Messi o a cualquier otro».

Ocio, además, no consideraba que hubiera que incluir la entrada de Amorebieta a Iniesta entre las violentas. «Fue una expulsión rigurosísima -lamentó-. Antes del partido estábamos viendo un partido de la Premier y en diez minutos hubo cuatro o cinco entradas similares y no tuvieron ni amonestación. En el fútbol es inevitable que haya lances en los que exista contacto», recordó. «Fue una entrada dura, pero va al balón», corroboró Igor Gabilondo. «A los árbitros se les está metiendo mucha presión con este tipo de jugada, y eso hace que actuén muy condicionados. Pero con una amarilla habría sido suficiente». «El árbitro tiene que tomar una decisión, pero la expulsión es muy, muy rigurosa», dijo Iraola.

Y «determinante». «Si ya de por sí es muy difícil jugar contra el Barça, hacerlo con uno menos desde la primera parte fue muy complicado», lamentó el usurbildarra. Coincidía Aitor Ocio, que tampoco quiso olvidar «la jugada que se fue al palo. Si entra esa ocasión, a pesar de estar en inferioridad y del dominio que estaba teniendo el Barcelona, habría sido diferente».