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La ultraderecha islamófoba influirá en el rumbo del nuevo Gobierno neerlandés

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La extrema derecha antimusulmana y xenófoba jugará un papel crucial en el nuevo Gobierno de Países Bajos, donde la alianza entre democristianos (CDA) y liberales (VVD) necesita del partido más controvertido de la historia política holandesa para tener mayoría parlamentaria, el Partido para la Libertad (PVV).

Los grupos parlamentarios de los tres partidos perfilaban ayer los últimos detalles del pacto anunciado la víspera por la noche por los líderes de las tres formaciones, un acuerdo que cerró la incertidumbre abierta tras las elecciones del 9 de junio.

Sin embargo, toda la atención está en el CDA, algunos de cuyos diputados se mostraron críticos durante las negociaciones con la idea de colaborar con el partido islamófobo, informó Efe.

El antimusulmán PVV «es el centro de influencia» de la política en el país, según recalcó su líder, Geert Wilders, tras conocerse en la noche del martes el acuerdo entre los tres partidos.

Su posición, en la que no forma parte del Gobierno y sólo le apoya desde el Parlamento, hace que Wilders cuente con una capacidad de influencia cómoda y sin responsabilidades, probablemente con el objetivo de fortalecer su partido de cara a futuros comicios.

«Poder sin responsabilidades»

Según Meindert Fennema, un politólogo de la Universidad de Amsterdam y autor de una biografía de Wilders, la posición de comodín para el Gobierno del político xenófobo le otorga «poder sin responsabilidades», por lo que «tiene una libertad enorme». Wilders, que la próxima semana se enfrentará a un juicio por presunta incitación al odio con sus críticas e insultos al Islam, ha sido consciente de que su partido es demasiado frágil en esta legislatura como para aportar ministros, por lo que aceptó no participar formalmente en la coalición de Gobierno, explicó Fennema a Efe.

«Wilders no integra la coalición, pero tampoco tiene responsabilidades», analizó Fennema, «lo que le sitúa en medio de un dilema muy favorable, ya que es parte del Gobierno y de la oposición al mismo tiempo».

Los liberales y los democristianos, que juntos suman 52 escaños en un Parlamento de 150, necesitaban a Wilders (24 diputados) para tener una mayoría suficiente en el Parlamento y sacar adelante sus decisiones y propuestas legislativas.

Fennema vaticina que el Gobierno apoyado por los antimusulmanes será estable porque, por un lado, la oposición está demasiado fragmentada como para desbancarlo.

Por el otro, los liberales no tienen una victoria asegurada si hubiese elecciones anticipadas, y sus socios de coalición, los democristianos, que fueron los grandes derrotados en junio, cuentan con una posición electoral muy frágil.

Mientras Wilders, que en 2004 se escindió de los liberales del VVD, recuerda al electorado que su partido ha pasado de ser un disidente a situarse en el eje central del rumbo político neerlandés, los líderes liberal, Mark Rutte, y democristiano, Maxime Verhagen, recalcan que su Gobierno de minoría «ofrece soluciones a los problemas» de Holanda.

Los detalles del acuerdo conseguido el martes por la noche se conocerán una vez que los grupos parlamentarios cierren hoy los últimos detalles técnicos al programa de gobierno.

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