El general Prayut Chan-O-Cha, de 56 años de edad, asumirá sus funciones mañana en una Tailandia traumatizada por la represión de los «camisas rojas» (91 muertos y 1.900 heridos) y que teme las consecuencias de una anunciada sucesión real.

Prayut, hasta ahora número dos del saliente comandante en jefe del Ejército, Anupong Paojinda, ha sido descrito como el cerebro del asalto militar del 19 de mayo contra el campo de los «camisas rojas» en pleno corazón de la capital, Bangkok.

«Con este hombre al mando, las posibilidades de que los `camisas rojas' vuelvan son aún menores», estima Pavin Chachavalpongpun, analista de Singapur. Su nominación «refleja la voluntad desesperada de las élites de Bangkok para mantenerse en el poder instalando a sus hombres en los puestos claves del Ejército», añade. El mortífero balance de la crisis de la pasada primavera, mayor aún que la represión de las manifestaciones estudiantiles de 1992, mostró la fosa ya insalvable entre las masas rurales y populares del norte y nordeste del país y las élites de la capital, refugiadas al amparo del Palacio Real, del Ejército y de la burocracia.

General golpista

El virtual nuevo comandante en jefe, como su predecesor, jugó un papel clave en el golpe de Estado de 2006 contra el entonces primer ministro, Thaksin Shinawatra, icono de los «camisas rojas» hoy en el exilio, Comparte además con Anupong el hecho de haber dirigido el 21 Regimiento de Infantería, encargado de la seguridad de la reina.

Pero los dos hombres, según los analistas, no están hechos de la misma pasta. Durante la crisis de primavera, Anupong multiplicó sus llamamientos a una solución política, retrasando en lo posible una solución militar.

Por contra, «Prayut se destacó por defender una gestión rápida de la crisis, reprimiendo a los manifestantes», recuerda Paul Chambers, investigador de la universidad de Heidelberg.

El rey Bhumibol Adulyadej, el más viejo monarca en ejercicio en el mundo, está hospitalizado desde hace un año y festejará su 83 cumpleaños en diciembre.

El devenir del país dependerá del complejo equilibrio de poder entre Prayut y el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, quien ya ha pedido al nuevo hombre fuerte del Ejército, al que él mismo ha nombrado, que «siga respetando la Constitución y el sistema parlamentario».

El problema es que Abhisit llegó al poder de la mano de los militares y les debe su puesto. «Ahora paga su deuda», señala el analista Pavin.