Testimonios de mujeres maltratadas revelan su indefensión y falta de ayudas oficiales
I. V.
Nekane había contado durante un tiempo con protección y orden de alejamiento por las denuncias que interpuso contra su ex marido. Sufrió cuatro años de maltrato, dos de ellos tras el divorcio de mutuo acuerdo, e interpuso una denuncia. «Si me matan, que por lo menos conste que había denunciado», decía. Ella había tenido amenazas de muerte, y su actual compañero había sufrido seguimientos, insultos y empujones incluso en presencia de sus hijos mayores de edad.
Esta mujer ofreció ayer públicamente su testimonio en Iruñea durante una rueda de prensa convocada por Andrea para dar a conocer tres casos de violencia machista y denunciar la indefensión de las mujeres agredidas y la falta o insuficiencia de ayudas oficiales.
Según explicó Nekane, su denuncia por maltrato fue calificada de «faltas», e incluso el fiscal pidió la absolución durante la vista oral. Finalmente su ex marido fue absuelto y, a su vez, interpuso una denuncia contra ella por «coacciones». El juicio se celebrará el próximo martes en Iruñea, y tanto el fiscal como la acusación piden para ella una pena de 15 meses de prisión.
Caso de un guardia civil
«Esta situación es aberrante, pero no es aislada. Las personas que trabajamos en este campo vemos día a día situaciones en las que la mujer que ha denunciado es doble y triplemente maltratada durante el curso de la denuncia», afirmó Tere Sáez en nombre de Andrea.
Un testimonio más atípico fue el de Ana, una mujer que denunció a su ex marido, un guardia civil, por vejaciones y agresiones de todo tipo. Ana pidió una orden de alejamiento, pero no se la concedieron porque en ese caso «le tenían que quitar el arma y no podía ir a trabajar». Se da la circunstancia de que el agresor sigue trabajando en la atención a mujeres víctimas de malos tratos en dependencias de la Guardia Civil.
Otro testimonio fue el de Paula (nombre ficticio), que no acudió a la rueda de prensa porque estaba en el hospital. Su caso fue expuesto por la abogada María Ortega, quien denunció la incorrecta aplicación de las leyes de protección a mujeres maltratadas.
Paula nació en Perú, tiene 28 años y dos hijos, y lleva cinco años viviendo en Nafarroa. Tras la denuncia que interpuso, su compañero fue condenado por malos tratos físicos y síquicos, así como por quebrantamiento de la orden de alejamiento. A su vez, Paula fue denunciada por incumplimiento de visitas, pero fue absuelta.
Según su testimonio, en 2006 y 2007 presentó sendas denuncias en comisaría, pero las retiró, y en 2008 ya no la quiso retirar. En este último caso dijo que se sintió «humillada» cuando la Policía le preguntó a ver si también iba a retirar esa denuncia.
Además, denunció que no le han concedido la ayuda económica que marca la ley, así como las numerosas trabas que le han puesto para poder conseguir vivienda de protección en Vinsa, cosa que ha logrado mediante un aval bancario.