«Bolivia va a juzgar al Fondo Monetario Internacional»
Ramiro Lizondo es director general de Planificación del Ministerio de la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia y director general del Banco del Alba. Ha participado en unas jornadas en Bilbo donde ha remarcado que ese país ha frenado la voracidad de las transnacionales, lo que ha repercutido de manera positiva en la economía boliviana, que redunda en las mejoras sociales.
Juanjo BASTERRA
¿En qué momento se encuentra el proyecto del Estado plurinacional de Bolivia?
Comenzamos con la nueva Constitución, que es muy avanzada en términos de derechos, No sólo establece el Estado plurinacional como nueva estructura de organización del Estado, sino que dejamos atrás el Estado republicano colonial, un Estado antinacional, oligárquico y conservador, y decidimos a partir de los movimientos sociales e indígenas construir un nuevo Estado: el estado plurinacional. Básicamente reconoce, no solamente la existencia previa de 36 naciones originarias que conforman este Estado, sino que comenzamos un proceso gradual de restitución de los territorios con las 36 naciones. Entre todos, debemos conformar el Estado plurinacional.
¿Qué significado tiene el Estado plurinacional?
El Estado plurinacional significa el reconocimiento de diferentes formas de organización, entre ellas la economía. Nuestra constitución reconoce cuatro formas de organización de la economía. Parte del pacto político con la derecha, efectivamente, que en Bolivia fue admitirle que una de las formas era la organización privada. La derecha planteaba que este gobierno comunista indígena popular iba a eliminar la propiedad privada, por eso había que resistir hasta las últimas consecuencias. En la asamblea constituyente se analizó y se decidió evitar una confrontación directa, porque ponía en riesgo el proceso revolucionario y el avance que se produjo.
Sí reconocimos en la Constitución la economía privada, pero también la economía estatal. Desde el 2006 recuperamos los recursos naturales y cambiamos las condiciones de los contratos con las transnacionales. Reconocemos la necesidad y la existencia de la economía social y cooperativa y, finalmente, la economía comunitaria, que para nosotros es la llave que nos va a permitir llegar en el largo plazo a lo que llamamos el socialismo comunitario.
¿Qué es la economía comunitaria, el socialismo comunitario?
Son prácticas, pero no tienen un carácter mercantil, capitalista de acumulación. Son prácticas económicas de producción, orientadas al abastecimiento comunitario. No destinadas exclusivamente al mercado para obtener un beneficio determinado. Están diseñadas para satisfacer las necesidades de la comunidad.
¿Es la soberanía alimentaria?
Exactamente. Actualmente son estas formas de economía comunitaria la que abastecen a los mercados locales en Bolivia. Las pequeñas unidades campesinas e indígenas son las que producen una variedad de productos que los llevan al mercado y los intercambian para poder comprar con sus excedentes otro tipo de productos y bienes que no producen en su comunidad. No producen para el mercado expresamente, a diferencia de la economía mercantil, sea local o de exportación. Todas esas formas de economía están reconocidas en nuestra Constitución. La misma dice que el Estado plurinacional deberá promover la forma de economía comunitaria. Porque nos asegura la soberanía alimentaria y un modelo de sociedad diferente, más justo.
¿Se está avanzando hacia ese nuevo modelo social?
En el caso boliviano lo interesante de este proceso es que ya hemos recuperado los recursos naturales y las rentas. Antes de la nacionalización de los hidrocarburos, las transnacionales se quedaban con el 82% de los beneficios que generaban la explotación, y el Estado boliviano con el 18%, a través de diferentes tipos de impuestos. Le hemos dado la vuelta a eso, ahora el 82% es para el Estado plurinacional y el 18% para las transnacionales. Pensábamos que nos iban a llevar a juicio, nos amenazaron, pero la recuperación de la soberanía estaba basada en la recuperación de los recursos naturales. Cuatro años después hemos conseguido un superávit fiscal en cada ejercicio, nuestra reservas internacionales han aumentado en mil millones anuales en estos cuatro años; nuestras cifras de crecimiento han sido sostenibles y las más grandes de toda la región en estos cuatro años; hemos reducido nuestra deuda externa sustancialmente; hemos cuadruplicado la inversión pública. Esto nos explica porqué Bolivia durante toda su historia se había convertido hasta hace cuatro años en el país más pobre de América, antes de Haití.
¿Se había cedido todo a las transnacionales?
Efectivamente. Se les cedió todo. Durante 180 años se lo llevaban todo. Pero también somos conscientes de que el modelo primario está enfrentado con el actual proceso boliviano. Nos cuestionan. Porque ahora que hay un gobierno indígena popular, que propone vivir bien y el respeto a la Pachamama, se contradice manteniendo un sistema de producción extractivista primario productor. Planteado en esos términos es una contradicción, porque reivindiicamos el respeto a la madre tierra, pero también sabemos que el estado plurinacional necesita subsistir y asegurar que todas los mandatos de la nueva constitución que es totalmente garantista y amplia en derechos, tienen que ser financiados Hay una disputa entre la utopía de construir el socialismo comunitario con la sociedad que respeta y vive en armonía con la madre naturaleza, pero también la posibilidad de llegar a esa sociedad.
¿Cuál es el punto de inflexión de la utopía de la revolución y la política económica real?
La derecha decía, al principio, «démosles tiempo, estos indios no van a gobernar y van a destruir el país, y vamos a volver con más fuerza». Pero llevamos cuatro años y medio, y en términos macroeconómicos se ha hecho el mejor gobierno de toda nuestra historia en el país. Hemos establecido gestiones absolutamente equilibradas en el tema de género, porque los cargos públicos tienen que estar repartidos al 50% entre hombres y mujeres.
Ustedes son un ejemplo claro de que las transnacionales están llevando a la ruina a países enteros si se les deja poner las reglas ¿Se debe cambiar en todo el mundo el poder de estas transnacionales?
Exactamente. Es uno de los principales aportes y reseñas que podría transmitir Bolivia. Hemos establecido que la explotación de nuestros recursos naturales va a estar a cargo del estado plurinacional. Podemos hacer alianzas, siempre y cuando el Estado boliviano tenga el control en la explotación de los recursos. Entrarán, pero Bolivia será socio mayoritario de todos los negocios. Son demasiados años para saber que con las transnacionales tenemos que tener mucho cuidado.
¿Pasa en todos los sitios con las transnacionales?
Sí, por eso Bolivia debe servir de ejemplo para la región, porque ahí tenemos el caso de Guatemala, y la impunidad con la que actúan el papel de las transnacionales, con el apoyo de los gobiernos.
¿Terminar con las transacionales es un problema de voluntad política?
Básicamente. Partimos de un convencimiento que las trasnnacionales lo único que traen son desgracias a nuestros países y, por lo tanto, hay que echarles. Nuestro presidente Evo Morales planteó en la ONU que vamos a iniciar un juicio al FMI por todos los daños históricos que ha cometido contra nuestro país, para que se nos puedan resarcir los daños. Lo vamos a hacer.
¿Serán cuantiosos?
No nos interesa recuperar lo que ya se ha perdido, pero que se tenga en cuenta para que se vea la maldad de las transnacionales y las políticas que el FMI impulsa en su favor. Tenemos que ponernos fuertes. Hace un mes y medio Naciones Unidas aprobó también una propuesta de Bolivia de apoyo a la Madre Tierra, el planeta tiene derechos, que debemos respetar. Son pequeñas propuestas, pero que esconden una simbología muy importante para nosotros.
¿Esto genera un pequeña revolución?
Sí.
La que se montó cuando Evo Morales dijo que el control de las trasnancionales pasaba a manos de los bolivianos.
Sí. Rodríguez Zapatero salió en defensa de Repsol; y Lula, de Petrobras. Cuando los gobiernos salen en defensa de las transnacionales, malo. Teníamos que hacerlo, había que recuperar la soberanía del país. Era patria o muerte. Seguimos manteniéndolo, así iniciaremos el juicio al Fondo Monetario.
¿Qué enseñanza puede dar al mundo?
La lección va por desarrollar estrategias para frenar las transnacionales. Nosotros lo hicimos de una forma radical, hasta aquí llegaron.
¿Este modelo neoliberal y globalizado hace cada vez más difícil dar ese paso?
Lo que es claro es que ese modelo neoliberal agresivo vuelve a Europa 25 años después de que se implementó y desarrolló en America Latina, y curiosamente de la mano de los gobiernos socialdemócratas. Ese modelo se ha expulsado de América Latina, excepto en Perú, en Colombia y en Chile. En el resto de países, los estados están recu- perando el protagonismo. Con la entrada de las transnacionales, todos los indicadores económicos y sociales cayeron. Se privatizó todo, el agua, el transporte los bancos, las pensiones. Nuestro amigo Rafael Correa le llama la noche neoliberal. Hay que terminar con el poder de las transnacionales, porque impiden el desarrollo.
«Durante 180 años las transnacionales se lo llevaron todo. Antes de la nacionalización de los hidrocarburos, las transnacionales se quedaban con el 82% de los beneficios que generaba la explotación y el Estado boliviano, el 18%. Con la llegada de Evo Morales se ha dado la vuelta»
«En cuatro años y medio hemos conseguido un ssuperávit fiscal en cada ejercicio, nuestras reservas internacionales han aumentado en mil millones anuales; nuestras cifras de crecimiento han sido sostenibles y de las más grandes de la región. Hemos reducido nuestra deuda externa»
«El mecanismo del ALBA ha puesto en marcha un banco y los intercambios se realizan a través de la moneda virtual, que hemos llamado Sucre. Hace poco que ha entrado en funcionamiento, pero tiene mucho futuro»
«El modelo neoliberal agresivo vuelve a Europa, curiosamente de la mano de los gobiernos socialdemócratas. Ese modelo se ha expulsado de América Latina, proque los estados están recuperando el protagonismo»
¿En qué momento se encuentra el ALBA, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos?
Está desarrollándose. Es una muestra de que es posible el desarrollo de mecanismos basados en la solidaridad y la reciprocidad. Está conformada por Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas y Ecuador.
¿Es un mecanismo antiimperailista?
Sí. Porque cuestiona el régimen mercantil, A través del ALBA lo que pretendemos es que se hagan los intercambios, pero en función de las necesidades que tienen los países, que tienen con las exportaciones y utilizando su propia moneda, es decir, sacar el dólar como mecanismo y evitar las especulación. Para eso se creó el SUCRE (Sistema único de compensación regional). Es una moneda virtual, que esperamos que sea una moneda muy importante en nuestras regiones.
¿Funciona el Sucre?
Sí. Ya hemos hecho los primeros intercambios entre Venezuela y Cuba y otro Venezuela y Ecuador, utilizando el sucre. El volumen de intercambio es pequeño. El Banco del Alba lleva menos de dos años. Todas las transacciones que haga el banco del Alba irán con esa moneda.
¿Qué fondos tiene?
282.000 millones de dólares. Es el fondo de partida.
¿Que enseñanza puede transmitir Bolivia de este proceso de trasformación que ha desarrollado en cuatro años?
Que no hay que perder la esperanza. Aquellos que sufrimos el genocidio y la esquilmación de nuestros recursos nos estamos recuperando. Desde Bolivia estamos transmitiendo una lección de que es posible construir sociedades más justas y soñar con sociedades armónicas con el medio ambiente y las personas. J. BASTERRA