Los diferentes torneos de parejas del verano habían servido para comprobar que Abel Barriola había dejado atrás la pesadilla de su lesión de rodilla y que el de Leitza volvía por sus fueros. Sin embargo, su participación en el cuatro y medio de San Fermín, precisamente ante Martínez de Irujo, en el que cayó por un claro 22-9, dejó cierto poso de incertidumbre en el zaguero. Para darse por plenamente recuperado Abel se impuso la obligación de rendir también en una lucha individual, una última confirmación que llegó ayer en Zalla.

Y es que, al margen del siempre positivo hecho de verse en una nueva final individual ante su paisano Oinatz Bengoetxea, lo mejor del test del Mimetiz fue comprobar cómo es capaz no sólo de plantar cara, sino de imponerse al máximo candidato al último título del año.

Y lo hizo en un partido de mucho mérito, por muchas que sean las reservas con las que hay que coger un partido de este tipo, ya que el de Ibero estuvo a punto de romperlo en varias fases, pero el de Leitza tuvo la fortaleza de no perderle la cara, aguantarle el frenético ritmo al campeón manomanista y culminar una remontada que le debe servir para cargarse de moral de cara a un campeonato en el que deberá comenzar desde lo más bajo del cuadro.

A pesar de que ambos evidenciaron ciertos desajustes que tendrán que ir limando en los próximos entrenamientos, -además hay que tener en cuenta que Irujo jugó un partido exigente la víspera-, el choque resultó espectacular y entretenido, con dos estilos muy diferentes pero a su vez efectivos.

Salvo en el inicio, Martínez de Irujo tuvo el partido bajo su control, pero adoleció de la falta de ese instinto de sus grandes tardes, algo que fue aprovechado por Barriola para disipar su última duda con un gran dos paredes con el que culminó su remontada.

Oinatz terminó más entero

Por muy bien que se hayan arreglado estas últimas semanas, Oinatz Bengoetxea y Patxi Ruiz disputaron otro partido a cara de perro, en el que el delantero terminó imponiéndose, pero teniendo que sufrir lo indecible para hacer buenos los pronósticos que estaban claramente a su favor, por su condición de delantero. Sin embargo, el de Leitza no fue superior a un Patxi Ruiz que se desenvolvió con soltura en el cuerpo a cuerpo, simplemente falló menos en una parte final que los errores de ambos deslucieron un poco.

Hasta el momento en el que Patxi Ruiz abandonó momentáneamente la cancha debido a un par de torceduras en su tobillo, el partido resultó muy entretenido y brillante, con el de Lizarra desenvolviéndose incluso más cómodo en tareas defensivas que todo un especialista como Oinatz Bengoetxea. El zaguero de Asegarce también quiso dejar constancia de que sus problemas físicos son parte del pasado y fue capaz salir victorioso en muchos de los cuerpo a cuerpo que Oinatz Bengoetxea le propuso en los cuadros alegres. Muy rápido de piernas y encontrando un gran filón en su dejada, Ruiz equilibró la desventaja acumulada en el comienzo del partido y ambos protagonizaron tantos frenéticos y que no se podían prever en este tipo de partidos. Por desgracia, tras el 14-14 la calidad del juego decreció, ambos pelotaris fallaron en exceso, como si ninguno quisiera ganar, algo que hizo el que terminó más entero.