Manifestación en Bilbo
El apoyo a un nuevo escenario abarrota las calles de Bilbo
Una multitud de ciudadanos vascos de ideologías diferentes (46.00o personas según el recuento de GARA) convirtió en éxito la movilización en favor de los derechos humanos, civiles y políticos. La marcha dio impulso a un nuevo escenario. Portavoces de Adierazi EH llamaron a su defensa.
Txisko FERNÁNDEZ | BILBO
El viento sopló ayer a favor de la multitud que se dio cita en los alrededores de La Casilla para participar en una movilización que previamente había sido prohibida en dos ocasiones por impulso del Gobierno de Lakua y con el sello de la Audiencia Nacional española. Antes de las cinco de la tarde, la temperatura era muy alta en Bilbo -algunos termómetros marcaban 30 grados- y todo indicaba que el ambiente iba estar acorde con esta jornada de hego haize.
Así se pudo constatar cuando las mujeres, representantes de los grupos sociales firmantes de Adierazi EH, que portaban la primera pancarta echaron a caminar por la calle Autonomía. Los primeros pasos tras el lema «Giza eskubideak, eskubide zibil eta politikoak» fueron acogidos con una gran ovación, a la que se sumaron los gritos de «Euskal Herria aurrera» e «Independentzia».
Una segunda pancarta recogía más ampliamente los motivos de esta movilización: «Ez manifestazioen debekuei. Ninguna imposición, ninguna violencia. Giza eskubideen, eskubide zibil eta politikoen alde». Ésta fue portada por los convocantes y otras personas que suscribieron la iniciativa.
Les seguían los pasos un numeroso grupo de representantes políticos, reflejando una amplitud del espectro ideológico que se repite en muy pocas ocasiones en nuestro país. Estas eran algunas de las caras más conocidas: Rufi Etxeberria y Jone Goirizelaia, de la izquierda abertzale; Pello Urizar e Ikerne Badiola, de EA; Aintzane Ezenarro y Josu Murgia, de Aralar; Mertxe Colina, de AB; Mikel Arana, de EB; Oskar Matute, de Alternatiba... Los dirigentes del PNV Andoni Ortuzar y Joseba Egibar tardaron en llegar, pero lo hicieron antes de que la manifestación arrancara y se colocaron un par de filas más atrás.
También se encontraban en la cabeza de la marcha el secretario general de ELA, Txiki Muñoz, y la de la LAB, Ainhoa Etxaide, así como portavoces de otros sindicatos y colectivos populares.
Como sucede en este tipo de masivas movilizaciones, las pancartas no se situaron delante de los participantes -hasta 46.000 personas, según el recuento de GARA-, sino que fue atravesando la propia manifestación, ya que cuando pasó de La Casilla, toda la calle Autonomía estaba repleta de gente, ocupando la calzada y las aceras hasta Zabalburu. El cordón de seguridad montado por la organización fue solicitando que se abriera hueco para que las pancartas lograran hacer el recorrido previsto hasta la escalinata del ayuntamiento.
Hacia delante o hacia atrás
En los momentos previos a la manifestación, algunos de los portavoces políticos trasladaron los medios de comunicación sus primeras impresiones. Por la izquierda abertzale, Marian Beitialarrangoitia, quiso subrayar la «indudable importancia» y la «urgencia» de esta movilización, y comentó que «es la ciudadanía vasca la que va a hacer que se muevan quienes todavía impulsan el bloqueo».
En esa capacidad popular para mover «al Gobierno español y a los aparatos del Estado» coincidió el secretario general de Eusko Alkartasuna. Más concretamente, Pello Urizar reprochó al PSOE que se esté haciendo «el camino del cangrejo». Idea que apostilló Josu Murgia, quien, tras indicar que esperaba que se lanzara «un grito de paz a ETA, al Gobierno español y a [el consejero de Interior de Lakua] Rodolfo Ares», acusó a este último de actuar «como un cangrejo que va para atrás».
Por su parte, Mikel Arana advirtió que «nadie puede permanecer impasible ante esta nueva situación» y auguró que «el día en que todos a la vez, abertzales y no abertzales, asumamos estas reivindicaciones [las que se leían en las pancartas], habremos dado un paso de gigante».
Ya con la cabecera en marcha, otros lemas fueron repetidamente coreados, entre ellos los que hacían referencia a los derechos de los presos políticos, como «Euskal presoak etxera» y «Presoak kalera, amnistia osoa», o «Hator, hator...». Tampoco faltaron las referencias a las últimas operaciones policiales, con atronadores gritos de «Atxilotuak askatu».
Sin imposiciones, sin violencia
Una hora después de haber iniciado la caminata, la cabeza de la manifestación llegó ante el ayuntamiento de Bilbo. El abogado Félix Cañada fue el encargado de agradecer en nombre de los convocantes a todas las personas que participaron en la manifestación por «haber acudido a mostrar la repulsa a la prohibición de manifestaciones y en defensa de los derechos civiles y políticos de este país».
Incidió en que éstos son «momentos importantes y delicados» por varias razones: porque «son patentes los esfuerzos de muchos para avanzar hacia una convivencia sin imposiciones y sin ninguna violencia»; porque es necesario «reivindicar la plenitud de derechos civiles y políticos para todos en este país»; y porque hay que «resistir y reaccionar contra la supresión y el recorte de libertades tan fundamentales como las de manifestación, expresión y participación política, que, entre otras, deben restaurarse inmediatamente y con plenitud».
Precisamente, «en defensa y ejercicio» de la libertad de expresión, los convocantes invitaron a tomar la palabra «a quienes injustamente les prohibieron manifestarse en dos ocasiones». Cañada se despidió animando a seguir por el camino trazado ayer en Bilbo: «Caminemos. Juntos lo conseguiremos».
La iniciativa, de la ciudadanía
Su lugar ante el micrófono lo ocuparon el actor Ramón Agirre y la escritora Eider Rodríguez, quienes leyeron el mensaje de Adierazi EH, alternando el euskara y el castellano, que GARA recoge íntegramente en estas páginas.
El importante papel que corresponde a la ciudadanía en este proceso que se abre fue subrayado desde la primera frase -«La ciudadanía vasca ha tomado hoy la palabra en las calles de Bilbo, y los ciudadanos y ciudadanas tenemos que tomar la iniciativa para establecer ya y de forma definitiva un nuevo escenario de democracia y libertad plenas en Euskal Herria»- hasta las últimas -«El viento sopla a favor de todos los derechos para toda la ciudadanía. Ésta es nuestra hora. Aurrera!».
Adierazi EH reiteró su compromiso a «emplazar a los poderes del Estado y a todo aquel que ponga trabas a ese escenario hasta obligarles a respetar los derechos civiles y políticos de la ciudadanía vasca». Y recordaron que esos derechos básicos ya acordados consisten, resumidamente, en «la superación inmediata de toda situación de excepción o violencia», «la garantía del ejercicio de los derechos civiles y políticos, derechos humanos, individuales y colectivos». Éstos abarcan desde «el derecho a la vida y a la libertad» hasta «la legalización inmediata de partidos y organizaciones ilegalizadas», pasando por la repatriación de presas y presos.
Al contrario de lo que sucedió el 11 de setiembre, la presencia policial uniformada fue mínima. La Ertzaintza desplegó unas pocas furgonetas en algunas de las calles que cruzan Autonomía. Tampoco hubo controles en los accesos a Bilbo.
Desde la balconada de la casa consistorial bilbaina, Miren Amuriza, Iratxe Ibarra, Uxue Alberdi y Maialen Lujanbio, por ese orden, lanzaron sus bertsos cargados de referencias al importante momento que vive Euskal Herria. Bihotz Bakartien Kluba interpretó la canción «Adierazi Euskal Herria». T.F.
Tanto en los mensajes del acto final como en las declaraciones previas de los portavoces políticos se resaltó que la manifestación de ayer no supone un punto y aparte, sino que tendrá continuidad con nuevas iniciativas aún sin concretar.