Imanol Azpiroz | Presidente de la Mancomunidad de San Marko
Hoy voy a dejar de ser lehendakari
Para hoy está convocada una junta de la Mancomunidad de San Marko. En ella, los votos del PNV y PSE-EE me van a quitar la Presidencia. Mientra ocurre todo esto, estoy acordándome de ese «Batu gaitezen» de Joseba Egibar. Me gustaría creer a Egibar, sí. Pero no puedo. Hemos trabajado, ostentando la mayoría, durante tres años en San Marko, noche y día, para lograr una solución al problema de los residuos. Hoy los votos de Egibar van a decidir que no, que unos abertzales, una amplía representación de abertzales de Gipuzkoa no puede hacer política. Y en lugar de llegar a acuerdos entre abertzales, Egibar se casa con el PSE-EE, con ésos que le quitaron la Lehendakaritza a Ibarretxe. Manera singular la de Egibar para unir abertzales.
Esta nueva mentira de Egibar viene precedida de que éste rechazara una petición de reunión para abordar un posible acuerdo entre abertzales sobre el tema de los residuos -cosas más importatentes tendrá que hacer el GBB-. Te falta credibilidad, Egibar. No quieres que hagamos política. Te molesta que denunciemos en los tribunales las irregularidades que estáis cometiendo con la intención de construir una incineradora, que nos opongamos a que asfixiéis a los ayuntamientos para financiar esa incineradora y tenéis miedo a que el monstruo se os quede a mitad de camino. Del mismo modo que yo, el Banco Europeo de Inversiones no te cree, señor Egibar. Andáis apurados.
El negocio de los residuos no tiene interrupción -no hay más que mirar a Italia, donde la camorra no para de pelear para no perder el pastel de las basuras-, y ahora en Gipuzkoa la Diputación Foral liderada por Markel Olano nos dice que se necesita una incineradora tóxica. Los que hasta ahora no han parado de recoger la gran mayoría de los residuos mezclados para arrojarlos al vertedero, mientras los que han estado gestionando los vertederos cobraban por tonelada vertida y no por lo que se destinaba a reciclaje, nos vienen ahora con el cuento de la tecnología punta. Temen perder el pastel. Los mismos que durante años han controlado las recogidas y los vertidos ahora están controlando Zabalgarbi y estarían también en la incineradora de Donostia en el caso de que se hiciera.
El pastel de los residuos, el negocio rentable que ha sido hasta ahora y que queréis perpetuar a través de la incineradora, este problema que tenemos los guipuzcoanos y guipuzcoanas, tiene solución. Una solución que no necesita de incineradoras tóxicas que pongan en riesgo la salud de nuestros hijos e hijas.
Nuestro país puede ser modélico y obtener el liderazgo creyendo en las personas, aplicando políticas zero waste. Esto está en manos de los abertzales, señor Egibar, en tus manos en parte. Y entonces, ¿cómo es posible ceder la gestión de esto a un PSOE que no va a hacer nada por nuestro país?
Hay que reducir la basura. Y hay que colaborar con el ciudadano y la ciudadana que quiera hacerlo. Hay que dar bonificaciones a aquellas familias que autocomposten. A todos nos gusta que nos valoren lo bien hecho. Además de resultar más económico para la administración, salvaguardamos el medio ambiente. Y a quien pudiendo compostar no lo hace habrá que decirle que lo tiene que hacer. Y no me nombréis la palabra imposición, puesto que yo del mismo modo que autocomposto también pago impuestos. ¿O es que el diputado general gestionaría Gipuzkoa sólo con voluntarios que estuviesen dispuestos a pagar impuestos? Hay miles de familias potenciales que pueden autocompostar en Gipuzkoa y sólo lo hacen unos cuantos cientos. Ése es el primer reto.
El segundo es recoger la materia orgánica selectivamente. En esto también sobran los voluntarios. La ley está para cumplirla y es clara: todo municipio con más de 5.000 habitantes debe recoger selectivamente toda la fracción orgánica compostable. Además de Oiartzun, Hernani y Usurbil, ¿recoge algún otro municipio toda la orgánica? Si se cumpliera la ley, ¿tendría sentido construir una macroincineradora tóxica? Hay que potenciar sistemas efectivos para recoger ese 40% de orgánica que está en la bolsa de basura que tiramos al contenedor. Tenemos que recoger ese 40% limpio y compostarlo. Y si se logra eso con otro sistema que no sea el puerta a puerta, yo apostaré por él. Mientras tanto, hay que implantar recogidas como el puerta a puerta que superan la barrera del 80% de reciclaje. Y si Hernani lo hace, pobres excusas tienen aquellos pueblos y ciudades que no lo hacen.
Reciclado el 80%, ¿qué hacemos con ese 20% restante? La industria de Gipuzkoa ha sido innovadora en distintos sectores. A ese 20% podemos llamarlo residuo limpio, puesto que apenas está mezclado con materia orgánica. Ese 20% se reduciría ostensiblemente si fuésemos capaces de reciclar los pañales y compresas. Aprobemos planificaciones para que la universidad investigue, diseñemos planes para que con I+D la tecnología trabaje en esa dirección. Podemos ser modélicos y líderes en este sector, pero, por contra, se nos quiere imponer una chimenea tóxica que nadie quiere cerca de casa.
El problema de los residuos tiene solución. Pero para ello hay que apostar por las personas, no por gestionar para las empresas. Hay que abandonar la política de palacio que tanto controlan y bajar a pie de calle, hay que impulsar la participación activa de la ciudadanía, porque la clave de los residuos la tenemos todos y cada uno de nosotros. Nosotros somos la mejor tecnología punta. Por todo ello, por lo que hemos hecho y por cómo lo hemos hecho, andáis apurados, Sr. Egibar. Por eso me echáis hoy. Pero en Gipuzkoa sois pasado.