Gobiernos, ONG y organizaciones internacionales de 170 países se dan cita desde ayer en la Conferencia de Cambio Climático de Tianjin, última reunión en el marco de la ONU antes de la Cumbre de Cancún y en la que China, que como una de las grandes potencias contaminantes acoge por primera vez un evento de este tipo, quiere mostrar su compromiso en la lucha contra el calentamiento global.

«Podemos seguir en punto muerto o podemos avanzar. Es la hora de elegir», señaló en la apertura de la conferencia la responsable del clima de la ONU, Christiana Figueras.

Un año después del fiasco de Copenhague, «es necesario y urgente un resultado concreto», añadió. Y eso que las expectativas han bajado y, en palabras de Figueras, se trataría de «sentar las bases para que ese acuerdo sea posible en el futuro», en referencia a la cumbre que en 2011 se celebrará en Johannesburgo (Sudáfrica).

Frente a las voces que apuntan al optimismo al señalar que se habría avanzado en los compromisos financieros, las organizaciones ecologistas recuerdan que mucho del dinero de esos fondos no es nuevo, sino que provendrá de ayudas que ya se han gastado en años anteriores, y además existe todavía un serio desacuerdo entre EEUU y naciones en desarrollo como China e India. Todo ello en un contexto en el que las catástrofes naturales son una muestra de la urgencia de la situación.