Maite SOROA
Oportunidad perdida... tras oír a Urkullu
AIñigo Urkullu no le gustó la manifestación del sábado. En realidad no asistió, pero ayer sus terminales mediáticos se encargaron de ratificar las palabras del jefe.
El editorialista de «Deia», del `Grupo Noticias', titulaba con sonoridad: «Oportunidad perdida», refiriéndose a lo que en el editorial del día anterior, antes de que Urkullu hablara, le había parecido estupendo. Y le echaba la culpa, claro, a la izquierda abertzale.
Según el escriba jeltzale, la manifa era, en principio, «una excelente noticia, teniendo en cuenta que quienes iban a estar ausentes de tan elemental reivindicación serían los que actualmente conforman el bloque nacionalista español». Con alguno de los cuáles se reúne y pacta día sí y día también el propio Urkullu.
Insiste en que «era, por tanto, una buena oportunidad para hacer posible y visible la unidad abertzale en torno a los derechos fundamentales individuales y colectivos, y hacerlo de forma tan multitudinaria como se hizo». Y empiezan las pegas: «Pero, una vez más, y a pesar del empeño de los convocantes por evitarlo, los sectores más ultras de la izquierda abertzale oficial aprovecharon la multitud para hacerse notar, para mangonear de tal forma el desarrollo del acto que hiciese posible un protagonismo excesivo de la plataforma Adierazi EH, cuyo núcleo duro y dominante está en manos de representantes ultraortodoxos del MLNV». Alguien debería recordarle al editorialista que es precisamente a la plataforma Adierazi EH a la que Rubalcaba y compañía habían impedido manifestarse con anterioridad. O sea, que lo de «protagonismo excesivo» suena a broma de mal gusto.
El escribiente tampoco debió de estar en la mani: «ni los convocantes ni los convocados, a excepción de la izquierda abertzale oficial, salieron de la manifestación plenamente satisfechos». Pues la inmensa mayoría de los participantes, sí.
Y para concluir, una perla para el archivo: «Cuando, por fin, se convoque una manifestación exigiendo a ETA que se disuelva de una vez, para que no la manipulen, habrá que exigirles previamente aquello de los conversos, a la cola. Si es que van». Algunos siguen sin entender nada. Y lo de los conversos, lo decía Don Manuel de Irujo, se lo tendrán que aplicar ellos.