RAIMUNDO FITERO
Primarias
De repente unas primarias para decidir el candidato de un partido para una circunscripción electoral se convierten en un problema de alcance global. Si la estrategia era conseguir que se conociera mejor al candidato del PSOE que va a perder frente a Esperanza Aguirre, el objetivo no se sabe si se ha logrado porque la presencia ha sido muy masiva en los medios audiovisuales generalistas, pero el que se conozca en Cuenca a Tomás Gómez no le da ni un solo voto. Obviamente ZP tiene otro problema más, porque la federación madrileña de su partido lo ha dejado con su candidata derrotada, con una crisis de gobierno inminente, en la que tendrá todavía más dudas y casi sin aliento económico, porque el político lo perdió hace rato.
Estas primarias y su tratamiento informativo por las diferentes cadenas, nos sitúan una vez más, ante un hecho muy reiterado: se crean necesidades y boom informativos absolutamente falseados y ajenos a la más mínima noción de interés general. Es como en los programas del corazón que si no tienen tema, se lo inventan, o se le da vueltas a una foto, un beso robado, un posado o una gilipollada supina de cualquier famosillo. La información política televisiva se empieza a parecer demasiado a este esquema, por intereses electorales partidistas se inflan supuestas denuncias, se tapan corruptelas y corrupciones, se amplifica algo tan aparentemente normal como es que un partido elija internamente sus candidatos para las listas electorales.
Esta deriva se sustancia en la presencia ya habitual de políticos y sindicalistas en «La Noria», un programa políticamente tramposo, pero que dentro de la innegable intención espectacular está logrando algo inusitado: que existan discusiones, debates, a voz en grito, con insultos, tacos y descalificaciones, entre dos partes de la misma moneda. La sección con personajes políticos es un servicio completo de lavado, peinado y reflexoterapia. Es después, cuando los tertulianos banderizos afilan sus cuchillos y manejan las consignas partidistas como bombas de racimo, que se convierte en zafarrancho. No ha perdido audiencia con esta fórmula, con lo que la contaminación va a continuar.