Guns N' Roses llega al Velódromo de Anoeta enfrentado a la industria y a su propio legado
El rock de estadio cargado de pirotecnia y de himnos grabados en la memoria colectiva vuelve a Donostia con la gira de presentación de «Chinese Democracy», uno de los discos más polémicos de la historia.
Izkander FERNÁNDEZ | BILBO
Axl Rose es un tipo famoso pero no excesivamente querido. La antipatía ha sido labrada a lo largo de los años. Rose nunca ha escatimado en esfuerzos. Endiosado, destructivo, contestatario y caprichoso. Eso alimenta la maquinaria. Pero también es cierto que, una vez puesta en marcha la bola, la industria y la prensa han sabido autoengrasarse para amplificar el carácter conflictivo y volátil del líder de la última gran banda del rock and roll.
Guns N' Roses arrasaron con todo a finales de los ochenta y los primeros noventa. Artística, económica y mediáticamente supusieron el último capítulo de la época dorada del rock. El éxito aceleró el proceso de descomposición y la banda fue repartiendo pedazos por todas las esquinas. A mediados de los 90 Axl Rose se quedó solo al frente de GNR con muchas ideas, nueva formación, pero con una capacidad de definición incierta que retrasó lo indecible la aparición de nueva música.
«Chinese democracy» fue el nombre que Rose le dio a su faraónico proyecto. Tardó más de década y media en ver la luz. De los retrasos siempre se dijo lo mismo: Axl es inseguro, caprichoso e inestable. Pero lo cierto es que la historia de «Chinese Democracy» da para varios libros. Universal rechazó el disco hasta tres veces (1999, 2002 y 2006) y recientemente ha trascendido que ha vuelto a hacerlo con un nuevo trabajo. Algunos ex miembros de Rose también torpedearon la salida de la nueva obra de GNR mediante diversos pleitos. Rose es un problema para sí mismo, pero no es el único culpable de la tardanza.
Finalmente el disco vio la luz en noviembre de 2008, pero, en teoría, ya no era el momento. Apenas recibió apoyo por parte de Universal y la prensa especializada, que no trató bien a la banda ni cuando esta subió al estrellato, recibió la grabación con frialdad. «Chinese democracy» no se lo merecía. Era el peor disco de Guns N' Roses hasta la fecha, pero contenía muestras de la genialidad que encumbró a la banda en su día.
Pese a todo, los cálculos dicen que Rose ha colocado más de cuatro millones de copias en un momento en el que Lady Gaga tiene que ponerse filetes en la cabeza para vender descargas telefónicas.
Sin promoción, sin mánager y prácticamente sin compañía, GNR comenzó la gira de presentación de «Chinese democracy» a finales de 2009 en Asia para continuar por América del Sur llenando estadios y llegar a Europa en verano. En el festival de Reading afloraron los problemas y los promotores decidieron cortar el sonido de la banda, porque ésta «había salido tarde al escenario, más de una hora».
No obstante, parece que la banda se replanteó su futuro y decidió apostar por cambiar la inercia negativa que le rodeaba. La apuesta funcionó y la química entre los miembros de GNR parece ser la mejor desde su período clásico, con Axl Rose cumpliendo vocalmente, con los conciertos celebrándose sin retraso y con un exitoso paso por Alemania, Holanda e Italia.
GNR llega a Donostia inmerso en un pulso con casi todo el mundo y con su propia historia. Donde la industria y parte de los antiguos fans de la banda ven un fracaso y la necesidad de reunión, Axl Rose y su muchachos ven un nuevo camino que emprender junto a una base de seguidores que ha aceptado las reglas del juego marcadas por la publicación de «Chinese democracy».
Lugar: Velódromo de Anoeta (Donostia).
Fecha: Domingo 10 de octubre.
Precio: Desde 21 a 36 euros.