Iker Bizkarguenaga Periodista
Tiraron un palo y era un bumerán
Cuando el 17 de octubre de 2009 una enorme manifestación denunció en Donostia la detención de nueve militantes de la izquierda abertzale, en estas páginas se habló, acertadamente, de «efecto bumerán». Se refería aquella crónica a que la operación policial había desencadenado una respuesta de tal calibre que el golpe les había sido devuelto con creces a los promotores de la razia. Sin embargo, creo que esa misma definición se puede aplicar también a lo que ha sucedido desde entonces en este país.
A nadie se le escapa que en estos doce meses el Estado español ha hecho de todo para destruir lo que aquel otoño aún estaba empezando a nacer. Repasamos la hemeroteca y vemos demasiadas noticias dolorosas en este año. Sin embargo, al final el agua se le ha escapado entre las manos, y hoy se ha dado cuenta de que tiene un grave problema.
Dicen que algunas guerras las decanta la opinión pública, y ésta es como una pelota que se mantiene en precario equilibrio entre dos pendientes. Puede permanecer ahí un tiempo, pero una vez que se escora hacia un lado y empieza a rodar, ya no hay quien la pare. Creo que en Euskal Herria la opinión pública ya se ha decantado. La bola, que quizá hasta hace no mucho se mantenía expectante, ha empezado a rodar, y lo ha hecho en la dirección de quienes apuestan por un proceso democrático. La sociedad vasca ha visto los pasos que han dado unos y otros, ha valorado y ha decidido. Y a partir de ahora, la actitud de «firmeza» adoptada por el Gobierno español se le volverá cada vez más en su contra. Cada detención, cada prohibición, cada tortura, cada respuesta negativa a los pasos que dé la otra parte, será entendida como signo de debilidad, de falta de argumentos frente a propuestas de solución. Cada vez más, porque la sociedad ya ha decidido quién va en buena dirección y quién en la contraria. Y premiará a unos y castigará a otros en la medida en que avancen en esas direcciones.
Hace un año Madrid lanzó un palo y ahora ve cómo le vuelve, con más fuerza y directo a a cabeza.