«¿Qué hacía esa niña durmiendo en un descampado en medio del pueblo? ¿Nadie la vio? ¿Dónde estaban los servicios sociales? ¿La justicia? ¿Alguien que velara por la seguridad de ese bebé?». Son preguntas que se hacía ayer el lector de un diario en su foro de opiniones sobre la trágica noticia que desde primera hora de la mañana sacudió conciencias, no sólo en la localidad de Zarautz, donde ocurrió, sino en toda Euskal Herria. Y son las preguntas que se seguía haciendo mucha gente tras conocer algunos pormenores del suceso. «Sí, esto pasa en Zarautz, y en Gasteiz y en Bilbao, esto pasa aquí», incidía en esta idea la presidenta de la Asociación Vasca contra el Maltrato Infantil (Avaim), Rosa Arruabarrena, preguntada por GARA.

El alcalde del municipio guipuzcoano se congratulaba el mismo miércoles de que la playa de Zarautz no ha registrado un sólo ahogado en época estival. Ayer, sobre las 9.00, era localizado en el agua, cerca de la arena, el cuerpo sin vida de una niña de sólo 18 meses.

El padre de la pequeña, de 41 años y residente en la localidad, había denunciado cuatro horas antes su desaparición. Según su versión, ambos dormían en un inmueble abandonado situado en el parque conocido como Montetxio -habitual lugar de pernoctación de personas sin hogar- en el inicio de la carretera que conduce a Getaria.

Al despertarse, dijo, se percató de la que su hija había desaparecido de su lado. Sobre las 5.20 avisó por teléfono a la Ertzaintza, que movilizó numerosos efectivos de Emergencias, hasta que el cuerpo de la menor fue localizado cerca del malecón.

La trágica noticia se tornó aún más dramática cuando se supo, a media mañana, que el padre era detenido cautelarmente por la Ertzaintza al percatarse de que sobre él pesaba una orden de detención anterior, ya que estaba declarado en rebeldía desde el 28 de setiembre.

Violencia de género y secuestro

El detenido, según Interior de Lakua, posee un amplio historial policial, con once arrestos por la Ertzaintza, varios de ellos por violencia de género sobre su pareja y también por el secuestro de su hija, ocurrido este mismo año.

En julio fue detenido en Galdakao, a donde se había desplazado desde Zarautz tras secuestrar a su hija. Antes, había golpeado a la madre, de la que estaba separado y que había regresado -es ciudadana rumana- para arreglar asuntos legales. Ésta, al parecer, reside actualmente en Durango y ayer tarde prestó declaración.

Lo que no trascendió, de manera oficial, es por qué, de nuevo, el padre tenía a la menor y vivía con ella en la calle.

Estos escasos datos empujaron a que algunos medios digitales difundieran titulares como «Detenido en Zarautz un hombre sospechoso de la muerte de su hija» o «Investigan la muerte violenta de una niña de dos años en Zarautz», sin que hubiera trascendido nada sobre el estado del cuerpo ni que el padre estuviera acusado de su muerte.

Lo cierto es que en Zarautz muchos veían muy difícil que una niña de 18 meses hiciera sola el complicado recorrido, con muchas escaleras, entre el lugar donde dormía y la playa, con la carretera de por medio.

«Miran para otra parte»

Por su parte, el departamento de Política Social de la Diputación de Gipuzkoa se apresuró a difundir que atendió en dos ocasiones por violencia de género a la madre de la niña, pero no detectó «índices de desprotección» de sus dos hijos, ya que su progenitora «mostraba una correcta atención para con ellos».

El grupo juntero de Aralar ha pedido explicaciones a la diputada de Bienestar Social, ya que, asegura, «el caso de esta familia era conocida por las áreas de servicios sociales de varios municipios guipuzcoanos». El de Zarautz omitió cualquier dato a este respecto y se limitó a pedir «celeridad» en la investigación.

Rosa Arruabarrena, de Avaim, denunció, por su parte, que casos como éste suceden «porque, con los menores, la gente mira siempre para otra parte».