El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) concluyeron ayer su asamblea anual conjunta celebrada en Washington que estuvo dominada por el debate en torno a las tensiones en los mercados mundiales de divisas. Así, los estados miembros del FMI pidieron a la institución «que profundice en su trabajo» sobre los desequilibrios de la economía mundial, en particular sobre los tipos de cambio, aunque no enumeraron ninguna medida concreta, según informó la agencia France Press.

Durante los últimos días los dirigentes de las dos organizaciones y los mandatarios de muchos países han advertido reiteradamente del peligro de una «guerra de divisas» que, afirman, podría provocar un parón en la ya frágil recuperación económica mundial.

Al respecto, según afirmó al término de la asamblea el principal órgano ejecutivo del FMI, el Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC), los 187 países miembros del FMI se han comprometido a rechazar el proteccionismo «en todas sus formas». «El rechazo al proteccionismo en todas sus formas debe de seguir siendo un elemento clave de nuestra respuesta coordinada a la crisis», señaló el IMFC.

No obstante, el secretario del Tesoro de Estados Unidos (EEUU), Timothy Geithner, pidió ayer al FMI que refuerce su papel de supervisor de los mercados de divisas. «Una de las misiones centrales del FMI es la de llevar a cabo una vigilancia rigurosa del sistema monetario internacional», señaló el titular del Tesoro en su discurso ante el Comité Monetario y Financiero Internacional.

Geithner añadió que el organismo «debe reforzar su supervisión de las políticas cambiarias y las prácticas de acumu- lación de reservas» y destacó que «la excesiva acumulación de reservas a escala global está conduciendo a serias distorsiones en el sistema monetario y financiero internacional e inhibiendo el proceso de ajuste internacional».

Debilidad financiera

Asimismo, el IMFC indicó que las prioridades de los titulares de Economía y Finanzas globales de aquí en adelante será hacer frente a los focos de debilidad en el sector financiero, asegurar un fuerte repunte de la demanda privada y la creación de puestos de trabajo, así como el compromiso por mantener unos niveles de endeudamiento «sostenibles».

La asamblea puso también de manifiesto que la recuperación global avanza a dos velocidades, lenta en el mundo desarrollado y rápida en el mundo emergente. El FMI insistió en que es necesario un mejor equilibrio que pasa, a su juicio, por que la demanda privada sustituya a la pública, ya que, aseguró, la demanda pública jugó un papel clave durante la crisis, y por que los países deficitarios ahorren y los que tienen superávit estimulen la demanda doméstica, según informó la agencia Efe.

Los europeos, en alerta

Otro de los temas que marcaron la asamblea anual fue la lucha interna que mantienen los Estados miembros del FMI por alcanzar o mantener cuotas de poder en su órgano de dirección, donde los países emergentes exigen un peso mayor que refleje su creciente protagonismo global.

Para que esta demanda se materialice los países más influyentes tendrán que ceder parte de su poder. EEUU, el principal socio del organismo con cerca de un 17% del poder de voto, sostiene que el porcentaje europeo es exagerado y que, por tanto, es Europa quien tiene que ceder terreno.

No obstante, el encuentro de ayer acabó sin acuerdo para el trasvase de poder que dé a los países emergentes una mayor influencia en el organismo. Eso sí, incidieron en que dicha acción es «urgentemente necesaria». Así, los países solicitaron al FMI que sean informados sobre los avances en esa reforma para finales de este mes.

Aún sin acuerdo, tras la reunión, los Estados europeos afirmaron estar preocupados con la posibilidad de una reforma que acabe «infrarepresentándoles» en el FMI, según señaló la agencia France Press. «La revisión debe procurar que no haya países que no estén representados pero también que ningún país representado pase a estar infrarepresentado», dijo el ministro belga de Hacienda Didier Reynders en nombre de la Unión Europea que actualmente preside Bélgica.