Dre» es un espectáculo producido por la compañía noruego-india Damini House of Cultures, que se estrenará, oficialmente, hoy en la Ópera Nacional de Noruega, en Oslo. La razón por la que hemos podido verlo en Tolosa tres días antes es que el Topic, el Centro Internacional del Títere de Tolosa, ha cedido sus instalaciones a la compañía para realizar la fase final del montaje y los ensayos. El Topic lo está haciendo muy bien: con este tipo de iniciativas consiguen que el centro sea conocido y apreciado en Europa, traer a Tolosa espectáculos internacionales de alto nivel y, además, engrosan la colección de títeres del museo, pues ayer, tras el espectáculo, los noruego-indios regalaron una de sus máscaras al centro en agradecimiento por su apoyo.

«Dre» parte de un episodio del «Mahabharata» sobre una de las guerras más largas de la mitología india, que dejó a cien Karauvas muertos sobre la tierra. Gandhari, la madre de esos cien diabólicos Karauvas, llega al campo de batalla donde yacen sus hijos y maldice a Krishna. Los creadores de «Dre» ponen en relación esta historia mitológica con el moderno fenómeno de la lucha armada, preguntándose hasta qué punto mujeres de gran moralidad como Gandhari, que representa a cualquier madre de cualquier activista, han podido equivocarse en la educación de sus hijos. «Dre» es un espectáculo complejo, narrativo pero altamente conceptual a un tiempo. La música está llena de distorsiones y se respira un horror vacui en la coreografía, como si los personajes fuesen a morir en el momento en que dejen de bailar. No posee un desarrollo redondo, pero es brillante por momentos y transmite bien su angustioso mensaje.

Sudesh Adhana bailó a Gandhari, empleando un catálogo de movimientos abruptos y furiosos, por momentos muy parecidos al flamenco (existen teorías que defienden el origen indio del flamenco). Aditi Mangaldas encarnó a los cien Karauvas, con un dificilísimo baile casi acrobático y de gran exigencia física, como una lucha infinita, expresado con una perfección técnica extraordinaria. Dadi Pudumjee manejó a la marioneta de Krishna con la irrealidad requerida.