CRÍTICA cine
«Didi Hollywood»
Mikel INSAUSTI
Bigas Luna quiere recordar al mundo que él y sólo él fue quien descubrió a Penélope Cruz, como una manera de reclamar su trozo del pastel de Hollywood, aunque llega demasiado tarde al reparto de las migajas y se queda a las puertas del banquete sin poder entrar. Un cineasta catalán con denominación de origen no debería dedicarse a hacer imitaciones baratas como los mercaderes chinos, y en “Didi Hollywood” canta mucho el rodaje alicantino con todo el reparto desprendido de las tomas adicionales en exteriores angelinos de corta y pega. La operación de saldo tal vez le cuadre en su cabeza contable en cuanto continuación de “Yo soy la Juani”, mas poco o nada queda de la chica poligonera aspirante a actriz, al pasar de golpe y porrazo a la biografía condensada de todas aquellas otras con nombres y apellidos latinos que han probado el sueño americano.
En la lista incluye a la propia Elsa Pataky, pero forma parte del pobre reclamo comercial para justificar esta versión vulgarizada y de andar por casa del salto internacional a la fama estelar contenida en “Didi Hollywood”.
Si lo que Bigas Luna pretende es nombrar a Elsa Pataky embajadora en el extranjero de su erotismo charcutero, no ha tenido en cuenta que con ese torpe exhibicionismo no va a provocar ni tan siquiera la reacción de la pacata censura estadounidense. Sus ilustraciones de los métodos de las chicas arribistas para obtener papeles en grandes producciones están totalmente desfasadas, en la medida en que apelan a situaciones tópicas explotadas hasta el infinito por la llamada prensa del corazón. La introducción de Paul Sculfor, modelo que se ha hecho un nombre emparejándose con famosas, resulta demasiado obvia en su intención de llevarlo todo al terreno del «braguetazo». Sin embargo, la corrupción que se achaca a la farándula de Los Ángeles parece emanar más bien de la producción de “Didi Hollywood” en si, ya que no disimula la promoción de moda de la marca Pronovias o de la cadena de peluquerías de Marco Aldany.