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El polvorín del Cáucaso Norte

La olvidada guerra chechena entra al asalto en el Parlamento de Grozni

La entrada al asalto al Parlamento de Grozni de un comando suicida evidencia que la resistencia, ya de corte islamista y regional, trata de mantener, con acciones tan espectaculares como temerarias, la llama de la lucha. Una llama que podría convertirse en incendio si consigue dar de lleno en el corazón de un régimen, el de Kadirov, marcado por un equilibrio inestable en el cual priman las lealtades compradas combinadas con una política de terror.

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Dabid LAZKANOITURBURU

Un comando suicida formado por entre cuatro y cinco hombres entró al asalto al Parlamento prorruso de Grozni en plena sesión, en una acción que sirvió para devolver a la actualidad a la olvidada guerra chechena, trasladada en los últimos años al resto del Cáucaso Norte.

Las distintas fuentes coinciden en que el comando entró a primera hora en la sede del Parlamento, situado en el distrito de Avtorjanov, después de que uno de sus miembros hiciera explotar la carga que llevaba adosada a su cuerpo en la entrada del complejo gubernamental prorruso. Sus compañeros consiguieron acceder al interior tras matar a dos guardias de seguridad y a un funcionario del Parlamento.

Todo apunta a que el comando intentó tomar rehenes entre los parlamentarios y resistió a tiros la intervención de las fuerzas especiales del régimen pro-rruso hasta quedarse sin munición, tras lo que decidieron inmolarse. El Kremlin confirmó que 17 personas, entre ellas seis policías, resultaron heridas. Otras fuentes elevaban a cuatro los policías muertos durante el asalto guerrillero.

El hombre fuerte del régimen checheno prorruso, Ramzan Kadirov, aseguró que todos los diputados fueron evacuados «sanos y salvos» por una salida de emergencia de la sede oficial. Fuentes rusas incluyeron entre los heridos al jefe de la Administración Parlamentaria, Iskam Bayjakov.

El mismo Kadirov alardeó de que habrían bastado «media docena» de sus hombres, los temidos kadirovky, para «aniquilar a los terroristas» en una operación que aseguró haber dirigido personalmente y que duró «quince minutos».

Otras versiones, recogidas por la prensa rusa y por la web de la resistencia norcaucásica Kavkaz Center, matizaban que se trató de un combate encarnizado que duró alrededor de dos horas. Esta versión fue confirmada por el miembro de una delegación de la región rusa de Sverdlovsk, Igor Danilov, que se hallaba de visita en el Parlamento atacado.

Tanto el Kremlin como el régimen checheno no arrojaron luz alguna sobre el hecho de que un comando guerrillero pudiera acceder al ultravigila- do complejo gubernamental, mientras Kavkaz Center aseguraba que también la sede del Ministerio de Agricultura, situada en el mismo complejo, fue atacada, y daba cuenta de un intenso tiroteo a primera hora de la mañana en otro distrito de la capital, concretamente en Ipodromny.

Espectacularidad del ataque

La verdad, o cuando menos la veracidad informativa, hace tiempo que se convirtió en víctima del conflicto checheno.

Los residentes de la ciudad decidieron quedarse en sus casas mientras vehículos militares patrullaban la ciudad y sellaban todos sus accesos.

El asalto suicida de ayer es el acto más audaz de la guerrilla en los últimos tiempos. Una guerrilla que ha plegado en los últimos años la bandera de la resistencia nacional chechena sublimándola en una lucha de corte islamista que ha prendido en el Cáucaso Norte.

Pese a que el histórico centro de operaciones checheno se ha deslocalizado y alcanza ya a repúblicas hasta hace poco tan «pacíficas» como Kabardino Balkaria, Ichkeria -nombre con el que los chechenos nombran a su tierra- es fuente periódica de quebraderos de cabeza para los planes del Kremlin.

A finales de agosto pasado, un comando de la guerrilla islamista estuvo a punto de matar a Ramzan Kadirov en una emboscada a su convoy presidencial en la carretera a su localidad natal, Tsentoroi. El propio Kadirov intentó minimizar entonces el alcance del ataque, asegurando que sus hombres lo repelieron «en quince minutos» matando a una docena de guerrilleros. No cabe duda de que Kadirov -al igual que su padre y antecesor en el cargo, muerto en un espectacular atentado en el estadio de fútbol de la capital chechena el 9 de mayo de 2004- es un objetivo preferente de la resistencia caucásica.

No sólo por su responsabilidad en la campaña de terror interno que sufre la república, sino porque la figura de Kadirov es la clave de bóveda que mantiene, en un equilibrio inestable, la situación actual en Chechenia. Líder de un poderoso clan checheno fuerte en la zona de Gudermes, el hijo del que fuera mufti (líder religioso) de Chechenia, el finado Ahmed Kadirov, ha conseguido tejer una red de alianzas con otros clanes -siempre a cambio de dinero y prebendas- y logró la desmovilización -que bajaran del monte- cientos y cientos de milicianos chechenos.

Lo hizo ayudado por el descabezamiento de la resistencia nacional chechena. Entre marzo de 2005 y julio de 2006 murieron en operativos del servicio secreto ruso (FSB) el último presidente electo y legítimo de Chechenia, Aslan Masjadov, su sucesor, Abdul Saidulaiev, y el famoso comandante militar y dirigente islamista Shamil Basayev.

Kadirov compró voluntades a peso, y cuando no pudo hacerlo amenazó a los guerrilleros con matar a sus familias -llegó a hacerlo- si no se desarmaban.

Con el apoyo de Moscú, que ha desembolsado en todos estos años cantidades ingentes de dinero, Kadirov ha lavado la cara de Chechenia, reconstruyendo la devastada capital, Grozni, y poniendo en pie un régimen despótico que utiliza la religión (el islam) como uno de los elementos legitimadores.

Este entramado inestable de lealtades compradas permitió al Kremlin anunciar en abril de 2009 el «final de la operación antiterrorista» en Chechenia.

El asalto al Parlamento de Grozni evidencia que bajo el suelo de Chechenia hay arenas movedizas. Y que la guerrilla, sin capacidad operativa para forzar a que Moscú dé el brazo a torcer, está dispuesta a mantener encendida la llama para las generaciones futuras. Aunque sea con acciones suicidas. A costa de su vida.

de visita

El ataque cobró aún más valor simbólico al coincidir con la visita a Grozni del ministro de Interior ruso. Rachid Nurgaliev aseguró que el asalto «es un hecho atípico» en una Chechenia cuya situación presentó como «estable y segura».

ZAKAIEV

La Fiscalía rusa emitió otra orden de arresto contra el representante checheno en el exilio, Ahmed Zakaiev. Kadirov arremetió contra Londres, donde está refugiado, y Varsovia, que rechazó su extradición a mediados de setiembre.

UNIÓN EUROPEA

El Parlamento de Estrasburgo debatirá mañana sobre la situación en Chechenia. La UE condenó el ataque, que coincidió con la presencia del inquilino del Kremlin, Dimitri Medvedev, en una cumbre con los estados francés y alemán.

Silencio y dinero por parte de Moscú

Que la República Chechena es un mundo aparte del resto de la Federación Rusa quedó palmariamente demostrado a lo largo de la jornada de ayer. A pesar de la gravedad del atentado ocurrido en Grozni, en Moscú ninguno de los dirigentes del país se dignó siquiera a pronunciarse al respecto.

La capital rusa permaneció ajena durante toda la jornada a lo ocurrido en este enclave del Cáucaso. No se tomaron medidas especiales de seguridad y tampoco se activó plan alguno de vigilancia como suele ser habitual en caso de amenaza de atentados. Los medios de comunicación rusos no le concedieron especial interés a la noticia y fue sustancialmente mayor el tiempo y espacio dedicado a la reunión entre los dirigentes de Alemania, Estado francés y Rusia celebrada en la ciudad balneario normanda de Deauville.

Las figuras de mayor rango que hicieron comentarios públicos sobre el asalto al Parlamento de Grozni fueron el ministro de Interior ruso, Rashid Nurgaliev, y el dirigente checheno Ramzan Kadirov. El primero tildó a los autores de «personas sin nacionalidad, nombre, ni parentesco. Sólo persiguen sembrar el pánico», mientras que el segundo fue algo más prolífico en sus declaraciones. El ex guerrillero y actual dirigente del régimen prorruso de Grozni no se mordió la lengua y señaló directamente al «alcohólico y borracho Ahmed Zakaiev y sus protectores en Londres y otras capitales occidentales».

Es significativo que, precisamente ayer, Rusia volviera a dictar una orden de búsqueda y captura internacional al citado Ahmed Zakaiev, el dirigente checheno opuesto a Moscú más conocido y actualmente exiliado en la capital británica.

Por otro lado, en esta ocasión las autoridades rusas se adelantaron a las críticas sobre el poco apoyo que reciben las víctimas de los atentados. Ya a media tarde de ayer se hicieron públicas las cifras que recibirán tanto los familiares de los muertos como los heridos. Las familias de los fallecidos recibirán un millón de rublos (23.500 euros), mientras que los heridos percibirán entre 200.000 y 400.000 rublos (entre 4.700 y 9.400 euros) dependiendo de la gravedad de los daños sufridos.

De esta manera se intenta cerrar ante la opinión pública un caso en el que los servicios de seguridad han vuelto a fallar. Pablo GONZÁLEZ | MOSCÚ

EEUU

La Casa Blanca condenó el «ataque terrorista» contra el Parlamento de Grozni y mostró su «determinación para trabajar codo con codo con Rusia para combatir el terrorismo y proteger a los inocentes», señaló el Consejo de Seguridad Nacional.

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