Clara necesidad de activación social
La falta de reacción de una sociedad anestesiada, incapaz de reaccionar contra los recortes de derechos y libertades que hace no muchos años se antojaban imposibles, es denominador común en Europa. La conciencia social, la solidaridad, el grado de exigencia de justicia aparecen bajo mínimos. Por otro lado, no en todos los estados europeos existe el mismo nivel de bienestar social. Mientras que en unos el llamado estado de bienestar ha sido una realidad, manifiestamente mejorable pero con un nivel aceptable de protección social, en otros la regresión en materia de derechos ha comenzado antes de que ese estado de bienestar siquiera se haya acercado al mínimo que los aparatos de propaganda le adjudicaban, pero ello no ha provocado la respuesta de los ciudadanos.
Dos claros ejemplos de ello son los estados francés y español. Paradójicamente, mientras en el primero, con una situación socioeconómica manifiestamente mejor, las movilizaciones han puesto en serios apuros al Gobierno, en el segundo, partiendo de una situación más precaria y empeorada con recortes más traumáticos, la capacidad de respuesta social aparece poco menos que anulada. Por supuesto, no se trata de que en el Estado francés no haya motivo para la protesta, sino que en el español, existiendo causas más graves, la respuesta a los recortes es prácticamente nula. No es el caso de Grecia, víctima de una política económica brutalmente restrictiva para las clases populares, pero donde las movilizaciones son notables.
Ayer, de nuevo, las calles de Baiona fueron reflejo de una protesta masiva en el Estado francés que no remite. Los sindicatos llamaban a reforzar las movilizaciones y los estudiantes se sumaban a ellas con ímpetu. En vísperas de que el Senado vote, y previsiblemente apruebe, el retraso de la edad de jubilación, la protesta trasciende la reforma de las pensiones y ya tiene motivos más profundos. Quizá las movilizaciones en los estados francés y griego sean las excepciones que, por el mero hecho de serlo, destacan y dejan en evidencia la grave carencia en otros en lo referente a la defensa de derechos, pero también la necesidad de concienciación y activación social.