La paralización de las colonias israelíes, condición lógica para reanudar las negociaciones
El anuncio de que Israel construirá otras mil viviendas en en Jerusalén Este provocó ayer reacciones contrarias en la comunidad internacional, entre ellas la del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en su visita a Indonesia, donde afirmó encontrarse en el buen camino para mejorar las relaciones con el mundo musulmán. La paralización de nuevas construcciones es una exigencia mínima para la reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos. No es admisible negociar con quien practica una política de hechos consumados en lo referente a lo que debe ser objeto de negociación. Se trata, por tanto, de una cuestión de sentido común. Algo de lo que al parecer carece el Gobierno israelí, que ayer respondía a las críticas a sus planes afirmando que no ve relación entre la ampliación de las colonias y el proceso de negociación con los palestinos, y pretendía zanjar el asunto diciendo que las discrepancias de Israel y Estados Unidos no son nuevas. Tampoco parece de recibo justificar la actitud de ese Gobierno aludiendo a las presiones internas, ya que hacer frente a las cuestiones domésticas corresponde a cada una de las partes.