El jefe del Estado cubano, Raúl Castro, ha convocado para la segunda quincena de abril el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), el primero desde 1997, y que además coincidirá con el 50 aniversario de la victoria de Playa Girón y de la proclamación del carácter socialista de la Revolución Cubana.

El congreso de abril de 2011 se centrará en los problemas económicos y la actualización del modelo cubano. El cónclave aprobará los «lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución».

Desde el 1 de diciembre hasta el 28 de febrero se abrirá un proceso de debate en los niveles de base para asegurar el carácter democrático del proceso.

Castro hizo este anuncio en el encuentro por el décimo aniversario del Convenio Integral de Cooperación entre Cuba y Venezuela, que contó con la presencia de su homólogo venezolano, Hugo Chávez.

El presidente cubano recordó que «la batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico», pues de ella depende «la sostenibilidad y la preservación del sistema social de la Isla».

La hoja de ruta que servirá de base para el proceso de debate y que publicó ayer el Partido Comunista de Cuba señala que «la política económica en la nueva etapa se corresponderá con el principio de que sólo el socialismo es capaz de vencer las dificultades y preservar las conquistas de la Revolución y que en la actualización del modelo económico primará la planificación y no el mercado».

Eso sí, y sin renunciar al socialismo instaurado hace medio siglo tras la revolución liderada por Fidel Castro, el documento promueve la inversión extranjera como complemento en «aquellas actividades que sean de interés nacional», en especial el turismo y otros sectores; el cumplimiento estricto del pago de la deuda contraida y una pequeña ampliación del sector privado, para que absorba el millón de empleos públicos que serán amortizados en los próximos años dentro del esfuerzo de racionalizar la burocracia.

Eficacia de la empresa pública

Los empresarios privados tendrán por primera vez acceso a créditos bancarios y podrán adquirir insumos en mercados mayoristas, según el citado documento. A cambio, tendrán que pagar impuestos para financiar el gasto público.

Además, en la Cuba del futuro, las empresas públicas que no funcionen serán lisa y llanamente liquidadas, señala la hoja de ruta hecha pública.